La inflamación de la pelvis renal (término médico: pielonefritis) es una condición en la que la pelvis renal se inflama debido a una infección u otros procesos irritativos. La pelvis renal es una estructura en forma de embudo que recoge la orina de las unidades de filtración del riñón y la dirige hacia el uréter. El uréter transporta la orina a la vejiga. Cuando la pelvis renal se inflama, la hinchazón y la irritación pueden interferir con el flujo de orina y pueden causar dolor, fiebre o incluso daño renal si la inflamación persiste.

Cómo se desarrolla la inflamación de la pelvis renal
La inflamación de la pelvis renal generalmente se desarrolla cuando las bacterias entran en el tracto urinario y se mueven hacia arriba desde la uretra hasta la vejiga y luego hasta los riñones. La bacteria más común que causa esta condición es Escherichia coli, que normalmente vive en los intestinos pero puede causar infección cuando llega al sistema urinario.
La infección por bacteria Escherichia coli comienza cuando las bacterias se mueven desde el área alrededor del ano hasta la abertura uretral, que es la entrada externa del tracto urinario. Estos son los pasos:
- Contaminación del área uretral – Materia fecal o agua en el área perineal puede transportar las bacterias Escherichia coli desde el ano hasta la piel cerca de la uretra. Prácticas de higiene inadecuadas, limpiar de atrás hacia adelante después de defecar o la actividad sexual pueden aumentar este riesgo.
- Entrada a través de la uretra – Las bacterias se adhieren a las células que recubren la uretra y comienzan a multiplicarse. La superficie bacteriana tiene estructuras similares a pelos llamadas fimbrias o pilis, que ayudan a las bacterias a adherirse firmemente a las células del tracto urinario, incluso cuando el flujo de orina intenta expulsarlas.
- Propagación a la vejiga – Una vez que las bacterias entran en la uretra, pueden moverse hacia arriba hasta la vejiga, donde causan inflamación (cistitis). El ambiente cálido y húmedo de la vejiga proporciona condiciones ideales para el crecimiento bacteriano.
- Ascenso a los riñones – Si la infección en la vejiga no se trata, las bacterias pueden viajar a través de los uréteres hasta la pelvis renal y el tejido renal. El movimiento de la orina de la vejiga hacia los uréteres puede a veces transportar bacterias hacia arriba, especialmente si tienes reflujo vesicoureteral (una condición en la que la orina fluye hacia atrás hacia los riñones).
- Cuando las bacterias llegan a la pelvis renal, se adhieren a las células que recubren esta área y desencadenan una respuesta inmunitaria. Los glóbulos blancos y sustancias químicas inflamatorias llegan para combatir la infección, lo que provoca inflamación, calor y dolor.
Varios factores aumentan el riesgo de entrada o multiplicación bacteriana en el tracto urinario. Un bloqueo en el tracto urinario, como un cálculo renal o una próstata agrandada, puede impedir que la orina fluya libremente y crear un ambiente donde las bacterias pueden crecer. Un sistema inmunológico debilitado, diabetes no controlada o infecciones urinarias previas también pueden aumentar la susceptibilidad. En algunos casos, procedimientos médicos que implican catéteres o instrumentos que tocan el tracto urinario pueden introducir bacterias en los riñones.
La inflamación también puede resultar de causas no infecciosas. El reflujo de orina de la vejiga hacia el uréter (reflujo vesicoureteral), reacciones alérgicas a ciertos medicamentos o lesiones directas en el riñón pueden irritar la pelvis renal y desencadenar inflamación sin infección.
Síntomas de la inflamación de la pelvis renal (pielonefritis)
El síntoma principal de la inflamación de la pelvis renal es el dolor en el flanco o en la parte baja de la espalda, que a menudo aparece súbitamente y puede extenderse hacia el abdomen o la ingle. El dolor generalmente ocurre en un lado del cuerpo, pero ambos riñones pueden verse afectados en casos severos.
La fiebre y los escalofríos a menudo acompañan al dolor. Una temperatura corporal elevada refleja el intento del cuerpo de combatir la infección o la inflamación. También puedes sentir fatiga, náuseas y vómitos, que son resultado de la reacción del cuerpo ante la infección.
Los cambios en la micción también suelen aparecer. Puedes sentir una necesidad frecuente y urgente de orinar, experimentar dolor ardiente al orinar, o notar orina turbia, de mal olor, o con sangre. En algunos casos severos, la cantidad de orina puede disminuir porque los riñones no pueden funcionar adecuadamente durante la inflamación.
Si la pielonefritis se vuelve crónica o no se trata, los síntomas pueden volverse menos intensos pero más persistentes, y la función renal puede disminuir gradualmente.
Diagnóstico de la inflamación de la pelvis renal
El diagnóstico se realiza mediante una evaluación clínica, pruebas de laboratorio y estudios de imagen. Los médicos comienzan preguntando sobre los síntomas y la historia médica, incluyendo cualquier infección urinaria previa, cálculos renales o anormalidades anatómicas.
Una prueba de orina es esencial para detectar bacterias, glóbulos blancos y sangre en la orina. Un cultivo de orina identifica las bacterias específicas que causan la infección y determina qué antibiótico puede eliminarlas de manera efectiva.
Una prueba de sangre ayuda a evaluar la gravedad de la infección y la función renal al medir el conteo de glóbulos blancos, el nivel de creatinina y el nivel de urea.
Técnicas de imagen como ultrasonido, tomografía computarizada o resonancia magnética pueden revelar agrandamiento renal, obstrucción renal, cálculos renales o abscesos renales. En casos recurrentes o crónicos, los médicos pueden recomendar una cistouretrografía de micción u otras pruebas para verificar el reflujo urinario.

Tratamiento de la inflamación de la pelvis renal
El tratamiento depende de la causa y gravedad de la inflamación. Cuando la infección es la causa, los antibióticos son el tratamiento principal. Un médico selecciona un antibiótico basado en los resultados del cultivo de orina para asegurar la eliminación efectiva de las bacterias. El tratamiento suele durar de una a dos semanas, pero los casos complicados pueden requerir una terapia más prolongada. Los casos severos pueden necesitar hospitalización y antibióticos por vía intravenosa.
Los medicamentos para el alivio del dolor y los antipiréticos pueden reducir la incomodidad y la fiebre. Una adecuada ingesta de líquidos ayuda a eliminar las bacterias del tracto urinario y previene la deshidratación.
Si una obstrucción como un cálculo renal o un estrechamiento ureteral causa la inflamación, puede ser necesaria una intervención quirúrgica o endoscópica para restaurar el flujo normal de orina.
Cuando la inflamación resulta de causas no infecciosas, como reacciones a medicamentos, la suspensión del tratamiento y el tratamiento antiinflamatorio suelen mejorar esta condición.
Complicaciones de la inflamación de la pelvis renal
La inflamación de la pelvis renal no tratada puede llevar a complicaciones serias. Una infección persistente puede dañar el tejido renal, resultando en enfermedad renal crónica o insuficiencia renal. La infección puede esparcirse al torrente sanguíneo y causar sepsis, una condición potencialmente mortal. La inflamación recurrente también puede causar cicatrices en los riñones, lo que reduce permanentemente su capacidad de filtrar sangre y producir orina.
Es necesario buscar tratamiento médico de inmediato si experimentas dolor persistente en el flanco, fiebre o micción dolorosa. Un diagnóstico y tratamiento temprano previenen complicaciones y protegen la función renal.