Una hernia es una protuberancia que resulta de que el tejido corporal empuje a través del músculo circundante.
La mayoría de los casos de hernia ocurren en el abdomen, y hay varios tipos de hernias abdominales, incluidas las hernias epigástricas.
¿Qué es una hernia epigástrica?

Las hernias epigástricas son bultos o protuberancias que ocurren en la parte superior de la pared abdominal, en un área conocida como el epigastrio, que se encuentra por encima del ombligo y justo debajo del esternón.
Las hernias epigástricas pueden estar presentes desde el nacimiento. Estas hernias pueden variar en tamaño, y es posible tener más de una hernia epigástrica al mismo tiempo.
Generalmente, una hernia epigástrica es pequeña, con solo el recubrimiento del abdomen atravesando el tejido circundante. Sin embargo, las hernias más grandes pueden permitir que el tejido graso o parte del estómago se salga.
Para muchas personas, las pequeñas hernias no causan problemas, pueden aparecer solo en ciertos momentos y pueden no ser notables al estar acostado. Muchas personas no son conscientes de que tienen una hernia epigástrica.
Causas y factores de riesgo
Una hernia epigástrica generalmente está presente desde el nacimiento. Se forma como resultado de una debilidad en los músculos de la pared abdominal o de un cierre incompleto del tejido abdominal durante el desarrollo.
Algunos factores que pueden causar o empeorar las hernias epigástricas incluyen:
- obesidad
- embarazo
- tos
- levantamiento de objetos pesados
- trabajo físico
- entrenamiento intensivo o deportes
Síntomas de la hernia epigástrica

Las personas con hernias epigástricas a menudo no experimentan síntomas. Algunas personas pasan por su infancia y adolescencia sin darse cuenta de que tienen una hernia epigástrica. Sin embargo, muchos niños experimentan síntomas desde una edad temprana.
Los síntomas en adultos y niños incluyen:
- dolor
- un bulto abdominal que puede verse y palpársele
Ciertas acciones, como realizar un esfuerzo, llorar o defecar, pueden provocar o agravar estos síntomas.
Los síntomas de algunas hernias epigástricas van y vienen, lo que se conoce como hernia reducible.
Diagnóstico de la hernia epigástrica
Las hernias epigástricas se diagnostican basándose en un examen físico. El médico revisará la historia médica, el historial familiar y la lista de síntomas. El médico presionará sobre el abdomen y puede solicitar que la persona se siente, acueste o esté de pie en varias posiciones.
Técnicas de imagen, como una exploración por tomografía computarizada o un ultrasonido abdominal, también pueden utilizarse para verificar complicaciones u otras afecciones.
Un médico puede diagnosticar una hernia epigástrica como una hernia incarcerada, lo que significa que está atrapada en la posición “salida”. Aunque no es una emergencia, este problema requiere atención médica.
Si una hernia no tiene un suministro adecuado de sangre, requerirá tratamiento de emergencia para prevenir daños en el tejido. Esta condición se llama hernia estrangulada.
Las hernias epigástricas no sanan por sí solas, y se aconseja a las personas con una hernia epigástrica que consideren la cirugía.
Reparar la hernia aliviará los síntomas y reducirá el riesgo de complicaciones, como daños en el tejido o una hernia agrandada.
Antes de la cirugía
Se llevará a cabo una evaluación previa a la admisión antes de la cirugía. Las pruebas incluyen:
- análisis de sangre
- un electrocardiograma
- una radiografía de tórax
Para reducir cualquier factor de riesgo, el médico puede pedir a la persona que pierda peso en exceso o que deje de fumar tabaco antes de la cirugía.
La cirugía de hernia epigástrica puede llevarse a cabo de forma ambulatoria o en un entorno hospitalario.
Si hay razones médicas para realizar la cirugía, el paciente puede ser ingresado el día antes de la cirugía, o puede requerir permanecer en el hospital la noche después de la cirugía, o ambos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el paciente será ingresado el día de la cirugía y se le permitirá irse a casa esa noche.
Durante la cirugía
La reparación quirúrgica puede llevarse a cabo bajo anestesia general o local, dependiendo de la recomendación del cirujano.
Una vez que la anestesia haya hecho efecto, el cirujano realizará una incisión en la hernia e insertará un laparoscopio. Este dispositivo es un tubo delgado con luz que permite al cirujano observar los órganos abdominales y la hernia. Luego, el cirujano hará otra incisión para los instrumentos quirúrgicos.
El cirujano moverá el saco de la hernia (la parte del tejido que se está saliendo) a su posición correcta. El cirujano también fortalecerá el músculo de la pared abdominal.
Si el área que causa debilidad muscular es pequeña, el cirujano puede coserla. Estas puntadas permanentes se conocen como suturas y evitarán que la hernia se salga nuevamente.
Grandes áreas de debilidad muscular pueden requerir un parche de malla de nylon, que se sutura en su lugar para cubrir el agujero. Sin embargo, este método puede no ser adecuado para aquellos que han rechazado anteriormente otros implantes quirúrgicos.
Una vez que el saco de la hernia esté en la posición correcta y la sutura o la malla esté en su lugar, el cirujano retirará el laparoscopio y cerrará la incisión quirúrgica.
Se utilizan comúnmente puntadas absorbibles para cerrar la herida. El cirujano cubrirá la herida con un vendaje impermeable.
Después de la cirugía
Puede que aún haya una protuberancia presente después de la cirugía. Este problema probablemente sea causado por la sutura utilizada para cerrar la pared abdominal y debería disminuir con el tiempo.
Después de la cirugía, el paciente debe comenzar a beber líquidos tan pronto como pueda. Si el paciente puede tolerar los líquidos, puede comenzar una dieta ligera.
Dado que el estreñimiento y el esfuerzo posterior pueden causar problemas postoperatorios, es importante consumir suficiente fibra y beber suficiente agua.
Un médico recomendará retirar el vendaje cuando la herida esté suficientemente sellada, generalmente dentro de 5 a 10 días. En este momento, el paciente puede tomar un baño o ducha.
Aunque el paciente no debe aplicar presión sobre la herida durante al menos 28 días, debe participar en actividades ligeras, que puede aumentar progresivamente con el tiempo.
La actividad sexual se puede reanudar una vez que sea cómodo hacerlo. El paciente debe evitar conducir durante al menos 7 días.
Un paciente debe tener cuidado al:
- moverse de una posición a otra (por ejemplo, de acostarse a sentarse)
- estornudar
- toser
- llorar
- defecar
- vomitar
La mayoría de los pacientes podrán regresar al trabajo dentro de 2 a 4 semanas después de la cirugía. Sin embargo, los pacientes con trabajos que requieren levantamiento de objetos pesados o actividades intensas deben discutir esto con su médico.
Los pacientes deben buscar atención médica inmediata si experimentan alguno de los siguientes problemas:
- sangrado persistente
- fiebre
- náuseas
- vómitos
- incremento en los niveles de dolor, enrojecimiento de la piel o hinchazón alrededor de la herida
- secreción de la herida
Tratamiento para niños
Los niños generalmente se someten a la misma cirugía que los adultos.
Los médicos pueden aconsejar retrasar la cirugía para los recién nacidos con una hernia epigástrica hasta que sean mayores y más capaces de tolerar la cirugía. Sin embargo, este retraso puede no ser posible en casos de emergencia.
Se toma un cuidado particular para preparar a los niños para la cirugía de hernia epigástrica, y generalmente un cirujano pediátrico realiza el procedimiento.
Pronóstico
La mayoría de los pacientes se recuperan con facilidad después de la cirugía por una hernia epigástrica. Si bien existe un riesgo de recurrencia, tiende a ser bajo y se estima entre el 1% y el 5% de los casos.
Algunas investigaciones han encontrado que el embarazo puede incrementar el riesgo de recurrencia de la hernia epigástrica. Un estudio de 2016 sugiere que la reparación con malla puede elevar la posibilidad de recurrencia en mujeres con un embarazo posterior.