La apendicitis crónica es una forma menos conocida de inflamación del apéndice; no sigue el patrón típico de la apendicitis aguda. En lugar de causar síntomas súbitos e intensos, la apendicitis crónica a menudo arde lentamente, ocasionando molestias leves pero persistentes o problemas abdominales recurrentes con el tiempo. Debido a su presentación atípica, los médicos pueden pasar por alto la apendicitis crónica o mal diagnosticarla como otro trastorno digestivo. Reconocer los síntomas de la apendicitis crónica es importante para un tratamiento oportuno y para evitar complicaciones como la perforación, la formación de abscesos o infecciones crónicas.

¿Qué es la apendicitis crónica?
La apendicitis crónica, a veces denominada apendicitis latente, es una condición en la que el apéndice se inflama pero no causa los síntomas agudos y severos característicos de la apendicitis típica. Esta inflamación puede durar semanas, meses o incluso años, apareciendo de forma intermitente.
En algunos casos, una persona puede haber tenido una apendicitis leve que fue tratada parcialmente con antibióticos o la respuesta inmune del cuerpo; pero en lugar de desaparecer por completo, la inflamación entra en una fase de bajo grado y persistente. En otros casos, pequeños bloqueos o infecciones menores repetidas pueden seguir irritando el apéndice sin provocar una apendicitis aguda.
Síntomas de la apendicitis crónica
La apendicitis crónica puede presentarse de manera sutil. Los síntomas son a menudo vagos o se confunden con otros problemas gastrointestinales como el síndrome del intestino irritable, el estreñimiento o condiciones ginecológicas en mujeres. A continuación, se presentan los síntomas más comúnmente reportados de la apendicitis crónica.
1. Dolor crónico o intermitente en la parte inferior derecha del abdomen
El apéndice se encuentra en el cuadrante inferior derecho del abdomen, cerca de la unión del intestino delgado y el grueso. En la apendicitis crónica, la inflamación de bajo nivel provoca la irritación de los tejidos circundantes, causando molestias locales. A diferencia del dolor intenso de la apendicitis aguda, este dolor suele ir y venir y puede empeorar con la actividad física, la ingesta de alimentos o la defecación.
- Puedes sentir un dolor sordo en lugar de un dolor agudo.
- El dolor puede irradiarse a la espalda o la pelvis.
- El dolor puede persistir durante semanas o meses antes de que se busque atención médica.
2. Hinchazón y sensación de plenitud
La inflamación crónica puede causar una obstrucción parcial del lumen intestinal cerca del ciego, llevando a un movimiento lento del contenido intestinal. Este tránsito retrasado provoca acumulación de gas y distensión abdominal.
- Esta distensión puede empeorar después de las comidas.
- Este síntoma puede confundirse con intolerancia alimentaria o síndrome del intestino irritable.
- La distensión persistente sin relación con la dieta debe despertar preocupación.
3. Náuseas o pérdida de apetito
Las señales inflamatorias del apéndice activan el nervio vago, que conecta el sistema gastrointestinal con el tronco encefálico. Esta interacción puede causar náuseas o saciedad temprana, haciendo que te sientas lleno después de comer una pequeña cantidad de alimentos.
- La náusea puede ocurrir sin vómitos.
- El apetito puede fluctuar de un día a otro.
- Estos síntomas suelen ser leves pero persistentes.
4. Cambios en el hábito de defecación (estreñimiento o diarrea)
El apéndice inflamado puede interferir con la peristalsis—la contracción rítmica de los intestinos que mueve los desechos a través del tracto digestivo. Dependiendo de la respuesta individual, esta alteración puede ralentizar o acelerar el tránsito, causando estreñimiento o diarrea.
- Estos cambios a menudo no responden bien a medicamentos de venta libre.
- Puedes alternar entre el estreñimiento y la diarrea.
- Este síntoma puede ser similar al de otras condiciones gastrointestinales, requiriendo una evaluación cuidadosa.
5. Fiebre de bajo grado (ocasional)
La inflamación persistente y de bajo grado activa el sistema inmunológico para liberar pirógenos—sustancias químicas que actúan sobre el hipotálamo para elevar la temperatura corporal. A diferencia de la fiebre en la apendicitis aguda, la fiebre en la apendicitis crónica es leve y a menudo pasa desapercibida.
- Puede que no te sientas «enfermo», pero podrías notar fatiga o malestar general.
- Fiebres persistentes y inexplicables de bajo grado deben ser investigadas.
6. Sensibilidad en la parte inferior derecha del abdomen
La inflamación crónica puede sensibilizar los nervios y los tejidos alrededor del apéndice, haciéndolos más reactivos a la presión o al tacto. Palpar el cuadrante inferior derecho puede causar molestias incluso cuando no hay dolor presente de otro tipo. Podrías notar dolor al usar ropa ajustada o al acostarte de lado.

Diagnóstico de la apendicitis crónica
Diagnosticar la apendicitis crónica puede ser un desafío. Los médicos deben descartar condiciones más comunes antes de llegar a un diagnóstico. Debido a que los síntomas de la apendicitis crónica son sutiles, tu historial médico se vuelve muy importante.
1. Revisión del historial médico y examen físico
Tu médico preguntará sobre:
- La duración y el patrón de tu dolor abdominal
- Cualquier cambio en el hábito de defecación
- Episodios previos de dolor abdominal o apendicitis diagnosticada
Durante un examen físico, el médico puede revisar si hay sensibilidad en la parte inferior derecha del abdomen, dolor o signos de inflamación.
2. Estudios de imagen
Ultrasonido: El ultrasonido es a menudo la primera prueba de imagen que se realiza. El ultrasonido puede revelar un apéndice engrosado e inflamado o fluidos alrededor de él. El ultrasonido es menos preciso en adultos o personas obesas.
TC (Tomografía Computarizada): La TC es más sensible y específica que el ultrasonido. La TC puede detectar un apéndice agrandado, inflamación circundante o un absceso. La TC también puede ayudar a descartar tumores, diverticulitis o enfermedad de Crohn.
RM (Resonancia Magnética): La RM se realiza cuando la TC no es una buena opción (por ejemplo, en mujeres embarazadas). La RM también es efectiva para detectar inflamación y acumulación de fluidos.
3. Pruebas de laboratorio
Si bien los resultados de análisis de sangre suelen ser normales en la apendicitis crónica, los médicos pueden encontrar:
- Leve aumento en el conteo de glóbulos blancos durante los episodios de inflamación
- Aumento de la proteína C-reactiva (PCR) – un marcador de inflamación
4. Laparoscopia diagnóstica
Si otras pruebas son inconclusas y los síntomas persisten, tu médico puede recomendar un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo. Utilizando una pequeña cámara insertada a través de una incisión abdominal pequeña, el cirujano puede inspeccionar directamente el apéndice. Si el cirujano confirma inflamación, puede remover el apéndice durante este procedimiento.
Tratamiento de la apendicitis crónica
1. Apendicectomía (remoción quirúrgica)
La cirugía es la manera segura de tratar completamente la apendicitis crónica y prevenir futuros problemas. Estas son las opciones quirúrgicas:
- Apendicectomía laparoscópica: Este es el método preferido. La apendicectomía laparoscópica se realiza con incisiones pequeñas y permite que el paciente se recupere más rápido. Este método también reduce el riesgo de futuras complicaciones.
- Apendicectomía abierta: Este método se realiza si hay complicaciones como abscesos o cicatrices. La apendicectomía abierta puede ser necesaria en raras ocasiones de anatomía anormal.
La apendicectomía elimina el riesgo de apendicitis recurrente, resuelve síntomas crónicos vagos y previene la ruptura o formación de abscesos.
2. Uso de medicamentos (rol limitado)
En raras ocasiones, los médicos pueden considerar el uso de antibióticos o tratamiento conservador, especialmente si la cirugía está contraindicada. Sin embargo, este enfoque conlleva un riesgo de recurrencia.
- Los antibióticos pueden reducir temporalmente la inflamación, pero no curan la enfermedad.
- Los síntomas suelen volver después de interrumpir el uso de antibióticos.
3. Seguimiento y recuperación
Después de la cirugía:
- La mayoría de las personas se recuperan dentro de 1 a 2 semanas.
- Los síntomas persistentes suelen resolverse.
- Debes estar atento a signos de infección en el sitio quirúrgico, como enrojecimiento, hinchazón o fiebre.