Las contracciones musculares frecuentes en el cuello, como los espasmos, la rigidez muscular o las sacudidas musculares, son tensiones súbitas e involuntarias de los músculos del cuello. Las causas comunes incluyen fatiga muscular, estrés, mala postura, trastornos neurológicos y desequilibrio electrolítico.

Causas de las contracciones musculares frecuentes en el cuello
1. Fatiga muscular y sobreuso
La fatiga muscular y el sobreuso a menudo son el resultado de una actividad muscular repetitiva o prolongada. Actividades como trabajar muchas horas en una computadora, sostener un teléfono entre la oreja y el hombro, o conducir durante periodos largos pueden tensar los músculos del cuello. La contracción muscular prolongada reduce el flujo sanguíneo a las fibras musculares y limita la entrega de oxígeno, lo que lleva a la acumulación de ácido láctico y otros productos de desecho. Esta acumulación irrita el tejido muscular y desencadena contracciones involuntarias.
El tratamiento implica reducir la tensión muscular y mejorar la postura. Se deben tomar descansos frecuentes al trabajar en un escritorio o usar una computadora. Ajustar la altura del monitor y de la silla para alinear la cabeza y la columna vertebral reduce la tensión innecesaria. Aplicar compresas tibias aumenta la circulación sanguínea y relaja los músculos. Estiramientos suaves de los músculos del cuello y los hombros mejoran la flexibilidad.
2. Estrés y ansiedad
El estrés psicológico y la ansiedad a menudo causan tensión muscular involuntaria. Nuestro cuerpo libera hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol, durante tensiones emocionales. Estas hormonas aumentan la excitabilidad nerviosa y el tono muscular, lo que lleva a contracciones musculares repetitivas, particularmente en la región del cuello y los hombros.
El tratamiento es la relajación y la gestión del estrés. La respiración profunda, la meditación y la relajación muscular progresiva reducen la hiperactividad del sistema nervioso. La actividad física regular, como caminar o nadar, disminuye los niveles de estrés en general. Si la ansiedad persiste con gravedad, un médico puede recomendar terapia cognitivo-conductual o prescribir medicamentos para regular la respuesta al estrés.
3. Mala postura
La mala postura ejerce una tensión continua en los músculos y ligamentos del cuello. Ejemplos comunes incluyen encorvarse mientras se está sentado, inclinar la cabeza hacia adelante para mirar un teléfono inteligente, o dormir sobre una almohada alta. La postura constante de la cabeza hacia adelante acorta ciertos músculos y sobreextiende otros, lo que lleva a un desequilibrio muscular y contracciones frecuentes.
4. Distrofia cervical (tortícolis espasmódica)
La distrofia cervical es un trastorno neurológico que causa contracciones involuntarias de los músculos del cuello, llevando a movimientos o posturas anormales de la cabeza. El trastorno ocurre cuando los ganglios basales, una parte del cerebro que regula la actividad muscular, envían señales incorrectas a los músculos del cuello. Esta condición puede desarrollarse sin una causa clara o después de una lesión en el cuello, una infección, o el uso de ciertos medicamentos que afectan el equilibrio de dopamina.
Diagnóstico: El diagnóstico requiere un examen neurológico. El médico observa el patrón y la dirección del movimiento de la cabeza y puede solicitar una resonancia magnética para descartar anormalidades estructurales. La electromiografía puede ayudar a evaluar la actividad muscular anormal.
Tratamiento: El tratamiento a menudo incluye inyecciones de toxina botulínica, que bloquean temporalmente las señales nerviosas a los músculos hiperactivos. Medicamentos orales como anticolinérgicos, benzodiazepinas o relajantes musculares pueden reducir la frecuencia de los espasmos. La terapia física ayuda a mantener el rango de movimiento y prevenir el acortamiento muscular. En casos severos, la estimulación cerebral profunda puede proporcionar alivio de los síntomas.
5. Compresión o irritación nerviosa
Los nervios comprimidos o irritados en la columna cervical pueden causar contracciones musculares como un reflejo protector. Los discos cervicales herniados, los espolones óseos o el desalineamiento de la columna pueden presionar sobre los nervios espinales. El nervio irritado envía señales anormales a los músculos del cuello, los cuales se contraen repetidamente para estabilizar esa área.

Diagnóstico: La resonancia magnética o las tomografías computarizadas pueden mostrar compresión nerviosa. La electromiografía y los estudios de conducción nerviosa pueden confirmar la irritación o el daño nervioso.
Tratamiento: El tratamiento depende de la gravedad de la compresión. Los casos leves pueden tratarse con terapia física, estiramientos y medicamentos antiinflamatorios. La compresión severa puede requerir inyecciones de corticosteroides para reducir la inflamación o descompresión quirúrgica para aliviar la presión en el nervio. Una correcta ergonomía y corrección de postura ayudan a prevenir la recurrencia.
6. Desequilibrio electrolítico
El desequilibrio electrolítico, especialmente los niveles bajos de calcio, potasio o magnesio, interfiere con la contracción y relajación muscular normales. Estos minerales regulan los impulsos eléctricos en las células musculares y nerviosas. La deficiencia provoca un aumento en la excitabilidad muscular y contracciones espontáneas. La deshidratación, el uso de diuréticos, el vómito o una dieta inadecuada pueden causar tales desequilibrios.
Diagnóstico: Los análisis de sangre pueden medir los niveles de calcio, potasio y magnesio. El médico también puede evaluar la función renal y el estado de hidratación.
El tratamiento consiste en corregir el desequilibrio electrolítico. Consumir alimentos ricos en minerales, como verduras de hoja, plátanos y nueces, ayuda a restaurar el equilibrio. Beber suficiente agua. Si la deficiencia se debe a la medicación, el médico puede ajustar la dosis o prescribir suplementos dietéticos.
7. Espondilosis cervical
La espondilosis cervical es una degeneración relacionada con la edad de las vértebras y discos del cuello. La degeneración puede irritar los músculos y nervios circundantes, llevando a contracciones musculares frecuentes. La inflamación crónica alrededor de las articulaciones afectadas aumenta la tensión muscular y la frecuencia de los espasmos.

Diagnóstico: Las radiografías o resonancias magnéticas revelan cambios degenerativos como el adelgazamiento de discos, espolones óseos o estrechamiento de articulaciones. Un examen neurológico evalúa la fuerza muscular, los reflejos y la sensibilidad.
El tratamiento incluye terapia física para fortalecer los músculos del cuello y los hombros, medicamentos antiinflamatorios no esteroides para aliviar el dolor, y ajustes en el estilo de vida para minimizar la tensión. En casos severos con compresión nerviosa, puede ser necesario un tratamiento quirúrgico.