La fiebre y el dolor en el pecho son dos síntomas que a menudo alarman tanto a pacientes como a médicos debido a su posible asociación con condiciones graves. Cuando estos síntomas aparecen juntos, podrían ser indicativos de diversos problemas médicos que van desde infecciones hasta problemas cardiovasculares.

Causas comunes de fiebre y dolor en el pecho
1. Neumonía
La neumonía es una infección del tejido pulmonar causada por bacterias, virus o hongos. La respuesta inmunitaria a la infección provoca la liberación de pirógenos, que afectan el hipotálamo y resultan en un aumento de la temperatura corporal.
La inflamación de la pleura puede ocurrir con la neumonía, causando dolor en el pecho que empeora con la respiración o la tos.
Diagnóstico:
- Toma de radiografía de tórax para identificar la consolidación pulmonar.
- Análisis de sangre que muestran un recuento elevado de glóbulos blancos.
- Cultivo de esputo para identificar el organismo causante.

Tratamiento de la neumonía:
- Antibióticos (por ejemplo, amoxicilina o azitromicina para tratar la neumonía bacteriana).
- Medicamentos antivirales para el tratamiento de neumonía viral si se indica.
- Cuidado de apoyo que incluye terapia de oxígeno y manejo de la fiebre con antipiréticos.
2. Pericarditis
La pericarditis puede resultar de infecciones (virales, bacterianas o fúngicas), enfermedades autoinmunes o síndromes post-infarto de miocardio. La respuesta inmunitaria a la inflamación causa fiebre.
Las capas pericárdicas inflamadas se rozan entre sí, causando un dolor en el pecho agudo que puede mejorar al sentarse hacia adelante y empeorar al acostarse.
Diagnóstico:
- Electrocardiograma (ECG) que muestra elevación difusa del segmento ST.
- Ecocardiograma para evaluar el derrame pericárdico.
- Análisis de sangre para buscar marcadores de inflamación, como CRP y velocidad de sedimentación elevada.

Tratamiento de la pericarditis:
- Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como ibuprofeno.
- Colchicina para reducir la recurrencia.
- Corticosteroides para casos refractarios o severos.
3. Embolia pulmonar
En algunos casos, la embolia pulmonar puede desencadenar una respuesta inflamatoria, causando fiebre de bajo grado.
Una embolia pulmonar bloquea el flujo sanguíneo en la arteria pulmonar, provocando isquemia y un dolor en el pecho agudo. Una embolia grande puede causar una presión significativa sobre el corazón.
Diagnóstico:
- Análisis de sangre D-dímero para buscar la presencia de coágulos.
- Angiografía pulmonar por CT para visualizar coágulos en las arterias pulmonares.
- Análisis de gases en sangre arterial que muestran hipoxemia.
Tratamiento de la embolia pulmonar:
- Anticoagulación con heparina o anticoagulantes orales directos (DOACs).
- Trombolisis en casos que amenazan la vida.
- Cuidado de apoyo con oxígeno o ventilación según sea necesario.
4. Endocarditis
La endocarditis infecciosa es una infección microbiana de las válvulas cardíacas, que a menudo causa fiebre persistente debido a la bacteriemia sostenida y la activación inmune.
El dolor en el pecho puede surgir de complicaciones como infarto de miocardio causado por émbolos sépticos.
Diagnóstico:
- Cultivos de sangre que muestran crecimiento bacteriano o fúngico.
- Ecocardiograma (especialmente transesofágico) para detectar masas anormales de plaquetas, fibrina, microorganismos y células inflamatorias que se forman en las válvulas cardíacas o en el endocardio (típicamente como resultado de endocarditis infecciosa).
- Criterios de Duke para el diagnóstico de endocarditis.
Tratamiento de la endocarditis:
- Antibióticos intravenosos adaptados al organismo causante.
- Intervención quirúrgica para reparación o reemplazo de válvula si surgen complicaciones.
5. Miocarditis
La miocarditis a menudo ocurre después de infecciones virales. La respuesta inflamatoria sistémica incluye fiebre.
La inflamación daña el tejido miocárdico, causando un dolor en el pecho difuso o localizado. Algunos casos imitan el síndrome coronario agudo.
Diagnóstico:
- Resonancia magnética cardíaca que muestra inflamación y edema.
- Niveles elevados de enzimas cardíacas como troponina.
- Biopsia endomiocárdica para un diagnóstico definitivo en casos selectos.
Tratamiento de la miocarditis:
- Cuidado de apoyo que incluye descanso y evitar actividad física intensa.
- Medicamentos como inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y beta-bloqueadores si ocurre insuficiencia cardíaca.
- Terapia inmunosupresiva para causas específicas (por ejemplo, miocarditis autoinmunitaria).
6. Pleuritis
La pleuritis puede resultar de infecciones, condiciones autoinmunes o embolia pulmonar. La fiebre surgen de la respuesta inflamatoria sistémica.
Las capas pleurales inflamadas se frotan entre sí, causando un dolor agudo que empeora con la respiración profunda o la tos.
Diagnóstico:
- Radiografía de tórax o ecografía para identificar líquido pleural.
- Análisis de sangre para buscar marcadores de infección o autoinmunidad.
- Toracentesis para analizar el líquido pleural si es necesario.
Tratamiento de la pleuritis:
- Tratar la causa subyacente (por ejemplo, antibióticos para infecciones bacterianas).
- Manejo del dolor con AINEs o acetaminofén.
- Corticosteroides para pleuritis autoinmunitaria.
Otras causas de fiebre y dolor en el pecho al mismo tiempo
– Sepsis: Infecciones graves que causan inflamación sistémica pueden presentarse con fiebre y dolor en el pecho, a menudo debido a la tensión miocárdica o condiciones coexistentes como la neumonía.
– Cáncer: Cánceres avanzados (por ejemplo, cáncer de pulmón o mesotelioma) pueden causar fiebre a través de la liberación de citoquinas y dolor en el pecho por invasión directa de las estructuras torácicas.
– Herpes zóster: El herpes zóster que involucra los dermatomas torácicos puede causar fiebre y dolor en el pecho agudo y ardiente antes de que aparezca el sarpullido.
Conclusión
La fiebre y el dolor en el pecho son síntomas con causas potencialmente superpuestas, a menudo relacionadas con inflamación, infección o isquemia. Un diagnóstico preciso depende de una evaluación clínica exhaustiva, estudios de imagen y pruebas de laboratorio. El tratamiento específico y oportuno es crucial para abordar la causa subyacente y aliviar estos síntomas.