La Gamma-Glutamil Transferasa (GGT) y la Alanina Aminotransferasa (ALT) son dos enzimas importantes que se encuentran en el hígado. Niveles elevados de estas enzimas pueden indicar daño hepático, enfermedades de las vías biliares o trastornos metabólicos. Muchas personas descubren que tienen altos niveles de GGT y ALT después de pruebas de sangre rutinarias, lo que les preocupa sobre las causas y las implicaciones de estos resultados. Este artículo explica las razones detrás de los niveles elevados de GGT y ALT, los riesgos para la salud, los métodos de diagnóstico y los tratamientos efectivos.

¿Qué son GGT y ALT?
La GGT (Gamma-Glutamil Transferasa) es una enzima que se encuentra principalmente en el hígado, pero también está presente en el páncreas, los riñones y las vías biliares. Esta enzima juega un papel crucial en el transporte de aminoácidos y en el metabolismo del glutatión. Cuando las células hepáticas se dañan, la GGT se libera en el torrente sanguíneo, convirtiéndose en un indicador principal de la función hepática y la salud de las vías biliares.
La ALT (Alanina Aminotransferasa) es una enzima que se encuentra principalmente en el hígado. La ALT ayuda a convertir aminoácidos en energía. A diferencia de la GGT, que puede elevarse por factores no relacionados con el daño a las células hepáticas (por ejemplo, el consumo de alcohol o problemas en las vías biliares), los niveles de ALT suelen aumentar cuando hay un daño directo a las células hepáticas, como en condiciones como la hepatitis o la inflamación del hígado. Cuando las células del hígado están dañadas o inflamadas, la ALT se libera en la sangre, señalando problemas hepáticos.
Nivel normal vs. nivel alto
Los rangos normales de los niveles de GGT y ALT pueden variar ligeramente dependiendo del laboratorio, pero generalmente:
- Rango normal de GGT: Alrededor de 9–48 U/L (unidades por litro) para adultos. Los niveles de GGT pueden ser un poco más altos en hombres en comparación con mujeres.
- Rango normal de ALT: Típicamente 7–56 U/L para adultos.
Es importante señalar que estos valores pueden diferir según factores como la edad, el género y las condiciones de salud individuales.
Los niveles altos de GGT se consideran generalmente por encima de 48 U/L para adultos, aunque el umbral puede variar ligeramente según el laboratorio. Un nivel elevado de GGT sugiere problemas en el hígado o en las vías biliares, consumo de alcohol o ciertos medicamentos que afectan al hígado.
Los niveles altos de ALT se consideran generalmente por encima de 56 U/L para adultos, dependiendo del laboratorio. El aumento de ALT indica daño a las células hepáticas, comúnmente asociado con condiciones como hepatitis, enfermedad del hígado graso o lesiones hepáticas.
Causas comunes de niveles altos de GGT y ALT
Causas relacionadas con el hígado
1. Enfermedad hepática alcohólica
El consumo crónico de alcohol conduce a estrés oxidativo e inflamación en las células hepáticas. El metabolismo del alcohol genera acetaldehído, un compuesto tóxico que daña los hepatocitos. Con el tiempo, este daño provoca un aumento de la permeabilidad de las membranas celulares del hígado, lo que conduce a la fuga de enzimas en el torrente sanguíneo.
La GGT suele estar más elevada que la ALT en la enfermedad hepática relacionada con el alcohol. Aproximadamente el 70% de los bebedores crónicos de alcohol presentan niveles elevados de GGT.
2. Enfermedad del hígado graso no alcohólico
La acumulación excesiva de grasa en las células hepáticas se produce debido a la resistencia a la insulina, una alta ingesta de grasas dietéticas y un aumento de la lipogénesis (producción de grasa) en el hígado. Cuando el hígado no puede procesar y exportar eficazmente las grasas, los triglicéridos se acumulan dentro de los hepatocitos. Este proceso provoca lipotoxicidad, que desencadena inflamación, estrés oxidativo y lesión de los hepatocitos, lo que finalmente aumenta los niveles de ALT y GGT.

La enfermedad del hígado graso no alcohólico ocurre en aproximadamente el 25% de la población de nuestro país, lo que la convierte en una de las condiciones crónicas del hígado más comunes. Los factores de riesgo para esta enfermedad incluyen obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, colesterol alto, síndrome metabólico y un estilo de vida sedentario. La predisposición genética y ciertos hábitos dietéticos, como el consumo excesivo de alimentos procesados o bebidas azucaradas, también pueden aumentar la probabilidad de desarrollar esta enfermedad.
3. Hepatitis (A, B, C, autoinmunitaria)
Los virus de la hepatitis atacan las células del hígado, causando daño directo a los hepatocitos y desencadenando una respuesta inmune. Esto resulta en necrosis celular y fuga de ALT y GGT en la sangre.
La hepatitis B y C pueden provocar enfermedades crónicas del hígado si no se tratan.
4. Cirrosis hepática
El daño hepático crónico conduce a la fibrosis (formación de tejido cicatricial), lo que interrumpe la función hepática normal y causa la fuga de enzimas hepáticas. La cirrosis reduce el flujo sanguíneo dentro del hígado, lo que provoca un mayor estrés celular y elevación de las enzimas.
Las causas de la cirrosis hepática son el consumo crónico de alcohol, la hepatitis viral y la enfermedad del hígado graso. Los síntomas incluyen fatiga, ictericia, hinchazón en las piernas y abdomen.
5. Tumores hepáticos o cáncer de hígado
Las células cancerosas interrumpen la estructura normal del tejido hepático, provocando un aumento en la renovación celular y la liberación de enzimas en el torrente sanguíneo.
Niveles elevados de ALT y GGT pueden indicar cáncer de hígado. Se requieren pruebas de imagen como tomografías computarizadas o resonancias magnéticas para la confirmación.
Causas biliares y pancreáticas
1. Enfermedad de la vesícula biliar (cálculos biliares, obstrucción de las vías biliares)
El bloqueo de las vías biliares impide el flujo de bilis, lo que lleva a la acumulación de bilis y daño a los hepatocitos. Esto resulta en el aumento de los niveles de GGT y ALT.

Los síntomas son ictericia, dolor en la parte superior derecha del abdomen y náuseas.
2. Pancreatitis
La inflamación del páncreas puede causar compresión de las vías biliares o reflujo de las enzimas pancreáticas hacia el hígado, lo que lleva a lesiones en los hepatocitos y a niveles elevados de enzimas.
La pancreatitis puede ocurrir en cualquier persona, pero ciertos grupos tienen un mayor riesgo. Las personas que consumen alcohol en exceso, tienen cálculos biliares o sufren de niveles altos de triglicéridos son más propensas a desarrollar pancreatitis. Además, las personas con antecedentes familiares de esta enfermedad, aquellas con enfermedades autoinmunitarias o personas que toman medicamentos específicos también pueden tener un mayor riesgo. La pancreatitis crónica es más común en hombres, particularmente entre los 30 y 40 años.
Causas metabólicas y sistémicas
1. Obesidad y síndrome metabólico
La acumulación excesiva de grasa en el hígado contribuye a la resistencia a la insulina, que promueve la inflamación hepática y la fuga de enzimas.
Esta condición está asociada con diabetes tipo 2 y hipertensión.
2. Diabetes y resistencia a la insulina
Niveles altos crónicos de azúcar en la sangre aumentan el estrés oxidativo y la inflamación en las células hepáticas, lo que lleva a la disfunción de los hepatocitos y a la elevación de las enzimas.
3. Hemocromatosis
Los depósitos excesivos de hierro en los tejidos hepáticos generan especies reactivas de oxígeno (ROS), lo que lleva al estrés oxidativo y a la lesión de los hepatocitos, resultando en la elevación de ALT y GGT.
Causas relacionadas con medicamentos y toxinas
1. Sobredosis de acetaminofén (paracetamol)
Dosis altas de acetaminofén agotan el glutatión, un antioxidante clave en el hígado. Esto resulta en daño oxidativo, muerte celular hepática y liberación de enzimas.
2. Antibióticos, estatinas y medicamentos anticonvulsivos
Algunos medicamentos causan hepatotoxicidad a través de toxicidad celular directa o lesión hepática mediada por el sistema inmune, aumentando los niveles de ALT y GGT.
3. Exposición a sustancias químicas tóxicas (pesticidas, metales pesados)
Toxinas industriales y metales pesados inducen estrés oxidativo, inflamación y daño a los hepatocitos, llevando a la elevación de las enzimas.
Síntomas y riesgos para la salud de la elevación de GGT y ALT
– Fatiga y debilidad: Un síntoma común de enfermedad hepática crónica. El metabolismo hepático deteriorado lleva a una producción de energía reducida.
– Ictericia: Un síntoma de disfunción hepática significativa. Este síntoma ocurre debido a la acumulación de bilirrubina cuando la función hepática disminuye.
– Dolor abdominal e hinchazón: Este síntoma es causado por inflamación hepática, acumulación de líquido (ascitis) u obstrucción de las vías biliares.
– Orina oscura y heces pálidas: Indican obstrucción del flujo biliar. Este síntoma resulta de una excreción biliar deteriorada, lo que conlleva a la acumulación de bilirrubina en la orina y a una reducción de pigmentos biliares en las heces.
– Riesgos a largo plazo: Fibrosis hepática, cirrosis y mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Diagnóstico y evaluación médica
1. Análisis de sangre
– Pruebas del panel de función hepática (ALT, AST, GGT, ALP, niveles de bilirrubina).
– Pruebas adicionales: Marcadores de hepatitis, estudios de hierro, glucosa en ayunas.
2. Pruebas de imagen
– Ultrasonido: Prueba de imagen de primera línea para la evaluación del hígado y la vesícula biliar.
– Tomografía computarizada/RM: Se utiliza si se sospechan tumores, hígado graso o cirrosis.
3. Biopsia hepática
– Recomendada para causas poco claras de elevación de enzimas o sospecha de enfermedad hepática severa.
Opciones de tratamiento
Cambios en el estilo de vida
– Reducir el consumo de alcohol: Incluso el consumo moderado de alcohol puede afectar los niveles de GGT y ALT.
– Seguir una dieta amigable con el hígado: Evitar alimentos procesados; consumir frutas, verduras y proteínas magras.
– Hacer ejercicio regularmente: Ayuda en la gestión de la obesidad y las condiciones metabólicas.
Medicación e intervenciones médicas
– Tratamiento de condiciones subyacentes: Antivirales para tratar la hepatitis; insulina para diabetes.
– Ajuste de medicamentos: Consulte a su médico si se sospecha que un medicamento está causando niveles altos de enzimas.
Debe acudir a un médico si:
- Los niveles de ALT y GGT permanecen altos durante varios meses.
- Se presentan síntomas como ictericia, hinchazón o fatiga severa.
- Tiene antecedentes de enfermedad hepática o factores de riesgo como obesidad o consumo de alcohol.
Los niveles elevados de GGT y ALT pueden ser una señal de advertencia temprana de enfermedad hepática o problemas metabólicos. Comprender la causa y buscar asesoramiento médico oportuno le ayudará a tratarla de manera efectiva y prevenir complicaciones.