Helicobacter pylori (H. pylori) es una bacteria en forma de espiral que infecta el revestimiento del estómago. La infección por Helicobacter pylori es una de las infecciones bacterianas crónicas más comunes en el mundo. Estudios estiman que más del 50% de la población mundial alberga esta bacteria, aunque muchas personas infectadas no desarrollan síntomas notables.
En este artículo, explicamos cómo Helicobacter pylori causa enfermedad, los síntomas que a menudo provoca esta bacteria y cómo los doctores diagnostican y tratan esta infección. Este conocimiento puede ayudarte a identificar problemas potenciales temprano y evitar complicaciones a largo plazo como úlceras o cáncer gástrico.

Cómo la bacteria Helicobacter pylori infecta nuestro cuerpo
Generalmente, adquieres H. pylori durante la infancia a través de la transmisión oral-oral o fecal-oral. Los factores de riesgo incluyen condiciones de saneamiento deficientes, lugares de vida concurridos, alimentos o agua contaminados, y el contacto cercano con personas infectadas con H. pylori.
Después de entrar en nuestro cuerpo, H. pylori sobrevive al ambiente ácido del estómago produciendo una enzima llamada ureasa. La ureasa neutraliza el ácido estomacal al convertir la urea en amoníaco y dióxido de carbono. Esta actividad permite que la bacteria se adentre en la capa de moco protector del estómago, donde se adhiere al revestimiento epitelial. Una vez unida, H. pylori provoca inflamación (gastritis) y daña la barrera mucosa. Con el tiempo, esto puede llevar a úlceras y aumentar el riesgo de cáncer gástrico.
Síntomas comunes de la infección por Helicobacter pylori
Mientras que la mayoría de las personas con la bacteria Helicobacter pylori (H. pylori) no presentan síntomas, otras pueden experimentar problemas gastrointestinales debido a la inflamación o el daño al revestimiento del estómago. A continuación se presentan los síntomas comunes de la infección por Helicobacter pylori.
1. Dolor o malestar abdominal
Puedes sentir un dolor sordo o ardiente en la parte superior del abdomen. El dolor a menudo ocurre cuando tu estómago está vacío (por ejemplo, entre comidas o por la noche) y puede mejorar temporalmente después de comer o tomar antiácidos.
La inflamación causada por H. pylori (gastritis crónica) debilita el revestimiento mucoso protector de tu estómago, permitiendo que el ácido irrite el tejido subyacente. La bacteria también aumenta los niveles de gastrina, lo que lleva a una producción excesiva de ácido, que irrita aún más la pared gástrica inflamada.
Frecuencia de aparición: Este es el síntoma más comúnmente reportado. Los estudios sugieren que alrededor del 60–80% de los portadores sintomáticos de H. pylori reportan este tipo de malestar abdominal.
Ten en cuenta que el dolor abdominal persistente o que empeora puede indicar el desarrollo de una úlcera péptica.
2. Hinchazón y eructos
Puedes sentir una sensación de plenitud en la parte superior del abdomen, a menudo acompañada de eructos frecuentes.
H. pylori altera la motilidad gástrica y retrasa el vaciamiento del estómago al inflamar el revestimiento estomacal. Esta inflamación también puede interferir con la digestión y la liberación de gases, lo que lleva a la hinchazón. El amoníaco producido por la actividad de la ureasa y la secreción excesiva de ácido pueden contribuir a un aumento en la formación de gas.
Frecuencia de aparición: La hinchazón ocurre en el 30–50% de los individuos sintomáticos.
La hinchazón no es causada solo por la infección por H. pylori; puede ser provocada por otros trastornos gastrointestinales, como la dispepsia funcional y el síndrome del intestino irritable.
3. Náuseas y vómitos
Puedes sentir náuseas, especialmente después de las comidas. Los vómitos son menos comunes pero pueden ocurrir con gastritis más severa o formación de úlceras.
La inflamación inducida por H. pylori irrita los nervios sensoriales del estómago y perturba la motilidad normal del estómago, activando así los centros de vómito en tu cerebro. La infección también afecta hormonas como la grelina, que pueden influir en la actividad gástrica y la percepción de náuseas.
Frecuencia de aparición: La náusea se reporta en aproximadamente el 30% de los individuos sintomáticos. Los vómitos son menos frecuentes y generalmente aparecen en enfermedades más avanzadas.
Ten en cuenta que los vómitos persistentes o vómitos con sangre requieren una evaluación médica urgente.
4. Pérdida de apetito y pérdida de peso no intencionada
Puedes comer menos debido a la saciedad temprana o malestar estomacal, lo que puede llevar a una pérdida de peso gradual.
La gastritis crónica interfiere con la producción de hormonas gástricas, especialmente la grelina, que regula el hambre. Además, la inflamación continua y las náuseas reducen tu deseo de comer. Si se forman úlceras, el dolor después de comer puede desincentivar aún más la ingesta de alimentos.
Frecuencia de aparición: Este síntoma ocurre en alrededor del 20% de las personas con infección por Helicobacter pylori.
La pérdida de peso rápida o significativa sin intentarlo podría sugerir complicaciones serias como úlceras o incluso tumores malignos.
5. Mal aliento
Puedes notar un mal aliento persistente que no mejora con el cepillado o el enjuague bucal.
La infección por H. pylori interfiere con la microbiota oral y gástrica normal. Los compuestos de amoníaco y azufre producidos por la actividad de la ureasa contribuyen al mal aliento. El reflujo gástrico también puede llevar estos gases a tu boca.
Frecuencia de aparición: Los estudios estiman que entre el 15–20% de las personas con infección por H. pylori experimentan halitosis.
Ten en cuenta que la halitosis puede ser provocada también por problemas dentales, sinuales o hepáticos, así que deberías considerar otras causas si persiste después del tratamiento.
6. Úlceras pépticas
Puedes desarrollar llagas abiertas en el estómago o en el intestino delgado superior (úlcera duodenal), que causan dolor severo, sangrado o perforación.
H. pylori daña la barrera mucosa y aumenta la producción de ácido, lo que conduce a la formación de úlceras. La bacteria también desencadena respuestas inmunitarias y moléculas inflamatorias (por ejemplo, IL-8) que degradan el tejido.
Frecuencia de aparición: Aproximadamente el 10–15% de las personas infectadas con H. pylori desarrollarán una úlcera péptica en algún momento.
Las úlceras pueden provocar complicaciones como sangrado gastrointestinal, perforación u obstrucción. Las heces negras, el vómito de sangre o un dolor abdominal agudo y repentino son emergencias médicas.
7. Anemia por deficiencia de hierro
Puedes experimentar fatiga, debilidad, piel pálida o mareos debido a los bajos niveles de hierro en tu sangre.
H. pylori perjudica la absorción de hierro al reducir el ácido estomacal (necesario para solubilizar el hierro). La gastritis crónica también puede causar microhemorragias en el revestimiento de tu estómago. En algunos casos, las bacterias se unen directamente al hierro para su propio crecimiento.
Frecuencia de aparición: Esta condición es más común en mujeres y niños. Ocurre en el 10–15% de las personas con infección prolongada por H. pylori.
Si tienes anemia inexplicada que no mejora con suplementos de hierro, deberías considerar hacerte la prueba para H. pylori.

Diagnóstico de la infección por Helicobacter pylori
Los médicos utilizan varias pruebas para confirmar la presencia de Helicobacter pylori. La elección depende de tus síntomas y edad.
- Prueba del aliento con urea: Bebe un líquido que contiene urea. Si H. pylori está presente, descompone la urea en dióxido de carbono, que aparece en tu aliento. Esta prueba es altamente precisa y no invasiva.
- Prueba de antígeno en heces: Esta prueba detecta proteínas de H. pylori en tus heces. Es confiable y a menudo se usa para confirmar la erradicación tras el tratamiento.
- Prueba de anticuerpos en sangre: Esta prueba verifica la presencia de anticuerpos contra H. pylori, indicando una infección pasada o actual. Esta prueba es menos precisa porque los anticuerpos pueden permanecer después de que la infección se haya eliminado.
- Endoscopia con biopsia: Los médicos toman muestras de tejido de tu estómago para examen microscópico o pruebas de ureasa. Esta prueba se reserva generalmente para casos complicados (por ejemplo, úlceras sangrantes, sospecha de cáncer).
Tratamiento de la infección por Helicobacter pylori
Los médicos generalmente tratan H. pylori con terapia combinada conocida como terapia triple o terapia cuádruple, dependiendo del patrón de resistencia a los antibióticos en tu área.
Terapia triple (durante 14 días):
- Un inhibidor de la bomba de protones, como omeprazol o esomeprazol
- Amoxicilina
- Claritromicina
Terapia cuádruple (para cepas resistentes de H. pylori):
- Un inhibidor de la bomba de protones
- Subsalicilato de bismuto
- Metronidazol
- Tetraciclina
Los doctores pueden ajustar el régimen de tratamiento basado en el historial de alergias o las tasas de resistencia a los antibióticos locales. Debes tomar todos los medicamentos exactamente como se te prescribió y completar el tratamiento completo, incluso si tus síntomas mejoran antes de terminar.
Pruebas de seguimiento
Los médicos generalmente realizan una prueba del aliento con urea o una prueba de antígeno en heces 4–8 semanas después del tratamiento para confirmar que la infección se ha eliminado.
Aunque Helicobacter pylori a menudo no causa síntomas, puede inflamar silenciosamente tu estómago y llevar a úlceras, anemia o incluso cáncer si se deja sin tratar. Si tienes dolor abdominal inexplicado, indigestión, anemia u otros síntomas persistentes, necesitas preguntar a tu médico sobre las pruebas para esta bacteria.
Un tratamiento oportuno no solo alivia tus síntomas, sino que también previene complicaciones a largo plazo.