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¿Por qué el pánico causa dolor abdominal?

El pánico puede desencadenar un dolor abdominal súbito e intenso en muchas personas. Esta reacción resulta de una interacción compleja entre el cerebro, el sistema nervioso, las hormonas y los órganos digestivos. El dolor abdominal durante los ataques de pánico no es imaginario. Este tipo de dolor proviene de procesos fisiológicos reales que ocurren durante un estado de miedo extremo o peligro percibido.

¿Por qué el pánico causa dolor abdominal?
Una mujer que tiene miedo a las alturas. El miedo puede causar dolor de estómago.

Algunos ejemplos de situaciones que inducen pánico:

  • Hablar en público: Estar en el escenario y darte cuenta de que olvidaste tu discurso puede hacer que tu corazón se acelere y tus pensamientos se dispersen.
  • Perder a un niño en una multitud: El momento en que te das la vuelta y tu hijo ha desaparecido, el tiempo parece congelarse.
  • Presión de exámenes: Estar sentado para un examen importante y quedarte en blanco de repente puede desencadenar un miedo intenso.
  • Desastre natural: Sentir el suelo temblar durante un terremoto a menudo hace que las personas corran en confusión.
  • Preocupaciones financieras: Abrir una aplicación bancaria y ver un drenaje inesperado de fondos puede provocar terror.
  • Síntomas de salud súbitos: Experimentar dolor en el pecho o dificultad para respirar de la nada puede llevar al pánico.
  • Error tecnológico: Eliminar accidentalmente un proyecto importante antes de la fecha límite puede causar sudor instantáneo.

A continuación, explicamos los mecanismos por los cuales el pánico induce dolor abdominal.

El pánico activa el sistema de respuesta al miedo del cerebro

El cerebro detecta el pánico como una amenaza. La amígdala, que desempeña un papel central en el procesamiento del miedo, envía señales al hipotálamo. El hipotálamo luego activa el sistema nervioso autónomo, especialmente el sistema nervioso simpático. Esta activación prepara al cuerpo para una respuesta de «lucha o huida».

Esta reacción provoca una rápida cascada de cambios: la frecuencia cardíaca aumenta, la presión arterial se eleva, la respiración se acelera y la tensión muscular se incrementa. Sin embargo, el sistema digestivo recibe menos atención durante esta respuesta. El cerebro dirige la energía y el flujo sanguíneo lejos de la digestión y hacia los órganos vitales necesarios para la supervivencia.

Las hormonas del estrés cambian la función del sistema digestivo

El hipotálamo también desencadena la liberación de hormonas del estrés. Las glándulas suprarrenales, ubicadas sobre los riñones, liberan adrenalina y cortisol en el torrente sanguíneo. La adrenalina prepara los músculos y los pulmones para una acción rápida. El cortisol cambia la forma en que el cuerpo utiliza la glucosa, suprime funciones no esenciales como la digestión y aumenta la alerta cerebral.

El cortisol y la adrenalina interfieren con los procesos digestivos normales de varias maneras:

  • Estas hormonas reducen el flujo sanguíneo al tracto digestivo.
  • Estas hormonas ralentizan el movimiento de los alimentos a través de los intestinos.
  • Estas hormonas reducen la secreción de enzimas digestivas.
  • Estas hormonas aumentan la tensión en los músculos del estómago y los intestinos.

Estos efectos pueden llevar a calambres abdominales, presión en el abdomen, distensión abdominal y dolor abdominal. Estos síntomas pueden aparecer repentinamente y volverse severos en cuestión de minutos.

La conexión cerebro-intestino amplifica el dolor

El sistema digestivo tiene su propio sistema nervioso, conocido como el sistema nervioso entérico. El sistema nervioso entérico se comunica directamente con el sistema nervioso central a través del nervio vago. Esta conexión permite al cerebro influir en la digestión y la sensación en el intestino.

Durante el pánico, el nervio vago transporta señales de angustia del cerebro a los intestinos. Estas señales pueden aumentar la sensibilidad en el revestimiento intestinal e intensificar la percepción del dolor. Las personas con un tracto gastrointestinal sensible pueden experimentar un dolor abdominal agudo. Incluso pequeños cambios en la tensión muscular o presión en los intestinos pueden volverse dolorosos.

Además, el sistema nervioso entérico envía retroalimentación al cerebro. Este bucle de retroalimentación puede agravar la ansiedad y reforzar la sensación de pánico. Puede ocurrir un ciclo vicioso, donde el pánico aumenta el dolor abdominal, y el dolor abdominal aumenta el pánico.

Los músculos abdominales se contraen durante el pánico

Durante el pánico, los músculos del abdomen se contraen involuntariamente. Esta contracción es parte de la tensión muscular general que ayuda al cuerpo a responder al peligro. Cuando los músculos abdominales se contraen durante un período prolongado, esta tensión puede volverse dolorosa.

Los músculos tensos en la pared abdominal pueden presionar contra los órganos internos. Esta presión crea una sensación de pesadez o calambres en el vientre. En algunas personas, esta reacción imita la sensación de una afección médica grave, como apendicitis o una obstrucción gastrointestinal.

El pánico puede causar dolor abdominal.
El pánico puede causar dolor abdominal.

Los cambios en la respiración afectan la sensación abdominal

El pánico a menudo causa hiperventilación (respiración rápida y superficial). La hiperventilación cambia los niveles de dióxido de carbono en la sangre, lo que puede causar mareos, entumecimiento y malestar en el pecho. Estos efectos también pueden afectar el abdomen.

La respiración superficial reduce el movimiento del diafragma, que normalmente ayuda a masajear los órganos abdominales. Menos movimiento diafragmático puede llevar a la estasis en los intestinos y promover una acumulación de gas. Esta acumulación puede estirar las paredes intestinales y causar distensión o dolor.

Además, la ingestión de aire durante la respiración rápida puede aumentar la presión en el estómago. Esta presión puede provocar eructos, malestar o un dolor agudo en la parte superior del abdomen.

El pánico puede empeorar trastornos digestivos existentes

Las personas que ya sufren trastornos gastrointestinales pueden experimentar síntomas peores durante episodios de pánico. El pánico no causa estos trastornos, pero puede desencadenar brotes.

Los trastornos digestivos comunes afectados por el pánico incluyen:

  • Síndrome del intestino irritable
  • Dificultad para la digestión funcional
  • Enfermedad por reflujo gastroesofágico

Durante el pánico, la actividad nerviosa y hormonal anormal puede agravar la inflamación, los problemas de motilidad intestinal o la hipersensibilidad en el tracto gastrointestinal. El resultado puede ser dolor abdominal, diarrea o náuseas que duran horas después de que el episodio de pánico ha terminado.

Los factores psicológicos y de comportamiento también contribuyen

El miedo al dolor abdominal en sí puede causar más tensión y preocupación. Muchas personas que experimentan dolor abdominal inducido por el pánico comienzan a evitar ciertos lugares, actividades o alimentos. Este comportamiento de evitación puede llevar a una mala nutrición, aislamiento o depresión, lo que puede empeorar tanto los síntomas digestivos como los de salud mental.

El pensamiento catastrófico, como asumir que el dolor abdominal señala una enfermedad peligrosa, también puede intensificar la respuesta de miedo. Este patrón de pensamiento aumenta la conciencia corporal y amplifica la percepción del dolor, incluso cuando no existe daño físico.

En resumen, el pánico causa dolor abdominal a través de una combinación de mecanismos neurológicos, hormonales, musculares y psicológicos. La respuesta del cuerpo al miedo interrumpe la digestión, aumenta la tensión muscular, altera el flujo sanguíneo y eleva la sensibilidad en el intestino. Estos cambios producen efectos reales y medibles que resultan en dolor, malestar y angustia en el abdomen.

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