Al pensar en los signos de un ataque al corazón, muchas personas solo piensan en el dolor o la presión en el pecho. Sin embargo, un ataque al corazón a veces puede causar síntomas que no están relacionados con el corazón. Uno de estos síntomas es el dolor abdominal. Entender cuándo el dolor abdominal indica un problema cardíaco es importante porque reconocer un ataque al corazón a tiempo puede salvar tu vida.

¿Qué es un ataque al corazón?
Un ataque al corazón ocurre cuando el flujo sanguíneo a una parte del músculo cardíaco se detiene repentinamente, generalmente porque una arteria coronaria se bloquea por un coágulo de sangre que se forma sobre una placa rota. Cuando el músculo cardíaco no recibe suficiente sangre rica en oxígeno, comienza a sufrir daño en cuestión de minutos. El término médico para un ataque al corazón es infarto de miocardio.

La gravedad y la ubicación del bloqueo determinan qué parte del músculo cardíaco se ve afectada y qué síntomas aparecen. Si bien el dolor o la opresión en el pecho es el signo más común, algunas personas—especialmente mujeres, personas mayores y personas con diabetes—pueden tener síntomas menos típicos, como dolor abdominal, molestias similares a indigestión o náuseas.
¿Por qué un ataque al corazón puede causar dolor abdominal?
El dolor abdominal durante un ataque al corazón es generalmente un dolor referido. El dolor referido significa que el cerebro interpreta incorrectamente el origen de las señales de dolor que provienen de los órganos internos. Los nervios que transmiten señales de dolor desde el corazón comparten caminos comunes en la médula espinal con los nervios del abdomen superior. Debido a esta superposición, el cerebro puede interpretar el dolor cardíaco como proveniente del estómago o del abdomen superior en lugar del pecho.
Este mecanismo explica por qué algunas personas describen el dolor de un ataque al corazón como «dolor de estómago», «sensación de ardor» o «sensación de plenitud en el abdomen superior.» El dolor puede irradiarse al pecho inferior, la espalda, el cuello o la mandíbula. En algunos casos, el dolor puede parecer una indigestión severa que no mejora con antiácidos o eructos.
¿Cómo se siente el dolor abdominal causado por un ataque al corazón?
El carácter del dolor puede variar entre individuos. Algunas personas sienten una presión sorda o pesadez en el abdomen superior, mientras que otras sienten un dolor agudo. Este malestar puede:
- Aparecer repentinamente o aumentar gradualmente durante varios minutos
- Ser constante o aparecer y desaparecer
- Empeorar con el esfuerzo físico o el estrés
- No mejorar con el descanso, la comida o los movimientos intestinales
- A veces estar acompañado de náuseas, vómitos o sudoración
En mujeres, personas mayores y personas con diabetes, el dolor puede ser leve, vago o confundirse fácilmente con un problema digestivo como gastritis, reflujo ácido o enfermedad de la vesícula biliar. Debido a que estos síntomas «atípicos» a menudo son desestimados, el diagnóstico y el tratamiento pueden retrasarse, aumentando el riesgo de daño cardíaco severo o muerte.
Otros síntomas acompañantes de un ataque al corazón
El dolor abdominal rara vez es el único signo. Cuando el músculo cardíaco carece de oxígeno, suelen aparecer otros signos, como:
- Incomodidad o presión en el pecho que puede durar entre 5 y 15 minutos
- Dolor que irradia al hombro, brazo, mandíbula o espalda
- Dificultad para respirar, incluso en reposo
- Sudor frío o piel húmeda
- Náuseas o vómitos
- Mareo, debilidad o desmayo
- Un súbito sentido de ansiedad o fatalidad inminente
Aún si estos síntomas son leves o aparecen y desaparecen, debes tomarlos en serio.

¿Por qué ciertos grupos son más propensos a sentir dolor abdominal?
Las mujeres, las personas mayores y las personas con diabetes tienen más probabilidades de experimentar dolor abdominal en lugar del dolor típico en el pecho durante un ataque al corazón.
- Las mujeres tienen arterias coronarias más pequeñas y pueden tener enfermedad microvascular que afecta los pequeños vasos en el corazón. Factores hormonales y sensibilidad nerviosa también pueden alterar el patrón del dolor.
- Las personas mayores a menudo tienen cambios en la percepción nerviosa y pueden no sentir dolor en la región típica del pecho.
- Las personas con diabetes pueden tener neuropatía que disminuye las señales de dolor, por lo que solo sienten malestar abdominal vago o fatiga durante un ataque al corazón.
Debido a estas diferencias, estos grupos enfrentan un mayor riesgo de omitir el diagnóstico y retrasar el tratamiento.
¿Cuándo debes buscar ayuda médica?
Debes buscar atención médica inmediata si experimentas dolor abdominal que:
- Está acompañado de dificultad para respirar, sudoración, náuseas o presión en el pecho
- Se irradia hacia la espalda, el cuello, la mandíbula o el brazo
- Ocurre de repente y se siente severo o inusual
- No mejora con descanso o antiácidos
- Ocurre durante esfuerzo físico o estrés
Conecta con los servicios de emergencia de inmediato en lugar de conducir tú mismo al hospital. El tratamiento temprano con medicamentos o procedimientos que restauren el flujo sanguíneo al corazón puede prevenir daños permanentes y salvar tu vida.
¿Cómo diagnostican los médicos un ataque al corazón en personas con dolor abdominal?
Cuando llegues al hospital, los médicos evaluarán rápidamente tu condición. Las pruebas pueden incluir:
- Electrocardiograma (ECG) para detectar cambios eléctricos en el corazón
- Análisis de sangre para verificar las enzimas cardíacas como la troponina, que aumentan cuando se daña el músculo cardíaco
- Ecocardiograma para visualizar la función del corazón
- Angiografía coronaria para identificar bloqueos en las arterias coronarias
Dado que el dolor abdominal puede tener muchas causas—como cálculos biliares, pancreatitis o úlceras gástricas—los médicos a menudo realizan pruebas tanto cardíacas como gastrointestinales para confirmar el diagnóstico.
En resumen, el dolor abdominal puede ser un signo de un ataque al corazón, especialmente cuando el dolor aparece junto con otros síntomas como dificultad para respirar, náuseas, sudoración, o dolor que se irradia hacia la espalda, el cuello o la mandíbula. Este dolor ocurre porque los nervios transmiten señales desde el corazón y el abdomen a través de caminos compartidos en la médula espinal.




