El carcinoma prostático metastásico significa que el carcinoma de próstata se ha diseminado más allá de la glándula prostática y ha formado tumores en otras partes del cuerpo. En este artículo, explicamos cómo se desarrolla el carcinoma prostático metastásico, qué órganos invade con mayor frecuencia, los síntomas del carcinoma prostático metastásico y cómo los médicos lo diagnostican.
¿Qué es el carcinoma prostático metastásico?
El carcinoma prostático se origina en la glándula prostática, que es un órgano reproductor masculino que rodea la uretra, ubicada por debajo de la vejiga. El cáncer se vuelve metastásico cuando las células malignas de la próstata abandonan el tumor primario, viajan a través de los conductos del cuerpo y crecen en tejidos distantes. El carcinoma prostático metastásico suele indicar el estadio IV en los sistemas de estadificación clínica. La presencia de metástasis distantes cambia el pronóstico, las prioridades de monitoreo y las opciones de tratamiento.
En el carcinoma prostático en estadio IV, las células cancerosas pueden invadir áreas como los huesos, los ganglios linfáticos, el hígado o los pulmones. Esta diseminación distingue al cáncer metastásico del cáncer de próstata localizado, que permanece dentro de la próstata.

Cómo se forma y ocurre el carcinoma prostático metastásico
Las células cancerosas en la próstata desarrollan cambios en el ADN, que provocan el crecimiento y la división rápida de las células. Las células sanas mueren después de una vida útil normal, pero estas células alteradas sobreviven más tiempo y se acumulan para formar un tumor. Este tumor invade el tejido prostático sano circundante, lo destruye y luego entra en canales linfáticos o vasos sanguíneos. Algunas células cancerosas se desenganchan del tumor original y utilizan el torrente sanguíneo o el sistema linfático como rutas para viajar a órganos distantes.
En nuevos lugares, estas células cancerosas establecen tumores secundarios y continúan multiplicándose. El entorno de la médula ósea proporciona señales químicas y un nicho estructural que favorecen la supervivencia de las células de cáncer de próstata. Esta es la razón por la que el cáncer de próstata a menudo se metastatiza a los huesos. Una diseminación adicional a otros órganos como los pulmones y el hígado ocurre cuando las células cancerosas se adaptan a nuevos ambientes tisulares.
- Hasta el 90% de los casos de carcinoma prostático metastásico se diseminan a los huesos.
- Alrededor del 11% de los casos de carcinoma prostático metastásico se diseminan a los ganglios linfáticos.
- Alrededor del 10% de los casos de carcinoma prostático metastásico se diseminan al hígado.
- Alrededor del 9% de los casos de carcinoma prostático metastásico se diseminan a los pulmones.
Factores como la patología del tumor de alto grado, un nivel elevado de antígeno prostático específico, un aumento rápido del antígeno prostático específico, antecedentes familiares, ciertos cambios genéticos y un diagnóstico tardío aumentan el riesgo de que el carcinoma de próstata se vuelva metastásico.
Síntomas del carcinoma prostático metastásico
Los síntomas surgen según dónde se disemina el cáncer y cómo esta diseminación afecta las funciones del cuerpo. Se experimentan estos síntomas cuando los tumores secundarios crecen lo suficiente como para interrumpir los procesos normales. El cáncer de próstata temprano a menudo no muestra signos, pero el cáncer de próstata metastásico suele producir efectos notables.
1. Dolor óseo
El dolor óseo es el síntoma más común del carcinoma prostático metastásico. Las células cancerosas se diseminan a menudo a huesos como la columna vertebral, la pelvis, las caderas, las costillas o los muslos. Los depósitos tumorales en el hueso producen remodelación ósea local, debilitamiento del hueso e irritación del periostio y los nervios. El dolor generalmente aparece en la parte baja de la espalda, la pelvis, las caderas, las costillas o los huesos largos. Aproximadamente el 62% de los pacientes con cáncer prostático metastásico sintomático experimentan dolor óseo. Los pacientes deben observar el dolor progresivo o nuevo, el dolor nocturno y el dolor que no responde a los medicamentos analgésicos habituales.
Es importante destacar que los huesos debilitados aumentan el riesgo de fracturas por caídas leves o actividades menores. Los médicos deben evaluar de inmediato un aumento repentino en el dolor o signos de compresión nerviosa, ya que estos signos pueden indicar una fractura patológica inminente o real o compresión de la médula espinal.

2. Fatiga
La respuesta del cuerpo a la diseminación de células cancerosas agota la energía y lleva a una fatiga persistente, que a menudo se agrava por anemia o efectos secundarios del tratamiento.
El cáncer aumenta la demanda metabólica, lo que agota los recursos y causa esta fatiga. Los estudios muestran que la fatiga ocurre en el 73% de los hombres con cáncer de próstata avanzado.
3. Pérdida de peso inexplicada
El cáncer altera el metabolismo y reduce el apetito, lo que resulta en pérdida de peso sin cambios en la dieta o el ejercicio.
Este proceso, conocido como caquexia, ocurre a medida que los tumores consumen energía y liberan sustancias que suprimen el hambre. La pérdida de peso aparece comúnmente en casos de cáncer metastásico.
Presta atención a caídas repentinas o significativas en el peso corporal, ya que estas caídas indican avance de la enfermedad o problemas de alimentación. Controla la ingesta de alimentos y péstate regularmente; informa a un médico si pierdes más del 5% de tu peso corporal en un mes.
4. Problemas urinarios
Los tumores grandes o la diseminación a la vejiga presionan la uretra, obstruyendo así el flujo de orina y causando micciones frecuentes, despertarse por la noche para orinar, un chorro de orina débil, dificultad para iniciar o mantener el chorro de orina, urgencia para orinar o sangre en la orina o en el semen.
Estos problemas interrumpen el control de la vejiga. Los síntomas urinarios ocurren en el 63% de los pacientes con cáncer de próstata avanzado.
Ten cuidado con la presencia de sangre en la orina o el semen, ya que la sangre puede indicar una posible infección o sangrado que necesita evaluación urgente. Otras condiciones, como infecciones, generan problemas similares, así que evita la autodiagnosis y busca pruebas si los síntomas duran más de una semana.
La presencia de sangre en la orina o el semen se debe a que el tejido tumoral prostático o las lesiones metastásicas erosiona los vasos sanguíneos. La frecuencia de sangre visible en la orina o el semen es menor que la de la obstrucción urinaria o el dolor óseo. Los pacientes deben buscar evaluación si pueden ver sangre, ya que el sangrado puede indicar invasión tumoral local, lesión en las vías urinarias u otras condiciones coexistentes que requieren tratamiento.
5. Hinchazón en las piernas o la zona pélvica
El cáncer se propaga a los ganglios linfáticos y bloquea el drenaje de fluidos, lo que provoca una acumulación llamada linfedema y causa hinchazón o dolor en las piernas, la pelvis o el abdomen.
Este bloqueo afecta la función del sistema linfático. La diseminación del cáncer a los ganglios linfáticos ocurre en aproximadamente el 10.6% de los casos metastásicos, lo que convierte la hinchazón en un síntoma bastante común.
6. Disfunción eréctil
El cáncer o sus tratamientos dañan los nervios cerca de la próstata, lo que afecta el flujo sanguíneo y causa dificultad para alcanzar o mantener una erección.
Los síntomas de la función sexual, incluida la disfunción eréctil, ocurren en el 62% de los pacientes.
7. Debilidad en brazos o piernas
La diseminación del cáncer a los huesos o la columna vertebral comprime los nervios, lo que reduce la fuerza muscular y causa debilidad o entumecimiento.
Esta compresión nerviosa afecta la transmisión de señales. Las complicaciones neurológicas ocurren en el 15% al 30% de los casos metastásicos.
Esté atento a la aparición repentina, ya que la debilidad indica emergencias como problemas en la médula espinal. Busque atención inmediata si la debilidad se presenta junto con dolor o pérdida de coordinación para prevenir daños permanentes.
8. Síntomas relacionados con el hígado
Las células cancerosas invaden el hígado y comprometen su función, lo que produce dolor abdominal, náuseas, poco apetito, abdomen hinchado, ictericia o picazón en la piel. Estos síntomas resultan de la acumulación de toxinas o inflamación. Alrededor del 10% de los casos de carcinoma prostático metastásico se diseminan al hígado.
Presta atención al amarillamiento de la piel o los ojos, ya que la ictericia requiere intervención rápida para evitar complicaciones. Evita consumir alcohol.
9. Síntomas relacionados con los pulmones
La diseminación del cáncer a los pulmones interfiere con la respiración, lo que provoca tos persistente, dificultad para respirar o tos con sangre. Los tumores irritan las vías aéreas o causan acumulación de líquido. Alrededor del 9% de los casos de carcinoma prostático metastásico se diseminan a los pulmones.
Ten cuidado con la presencia de sangre en la tos, ya que puede señalar problemas graves. Descansa y evita irritantes, pero acude al médico si experimentas cambios respiratorios persistentes.
Diagnóstico del carcinoma prostático metastásico
Los médicos combinan la evaluación clínica, pruebas de laboratorio, diagnóstico de tejidos y pruebas de imagen para diagnosticar el carcinoma prostático metastásico. A continuación, se describen los principales pasos diagnósticos.
Historia médica y examen físico
Un médico preguntará sobre síntomas urinarios, dolor óseo, síntomas sistémicos y resultados previos de pruebas de cáncer de próstata. El médico realizará un examen físico, incluyendo un examen rectal digital para evaluar nódulos prostáticos y un examen de los ganglios linfáticos para buscar un aumento en la zona pélvica o inguinal. La historia clínica guía la elección de pruebas de laboratorio y pruebas de imagen.
Prueba de sangre de antígeno prostático específico
Los médicos utilizan la prueba de sangre de antígeno prostático específico para estimar la actividad del tumor y monitorear las tendencias de la enfermedad. Un aumento en el nivel de antígeno prostático específico o un nivel absoluto alto de antígeno prostático específico aumenta la sospecha de enfermedad progresiva o metastásica, pero el antígeno prostático específico por sí solo no puede confirmar la diseminación metastásica. Los médicos interpretan los resultados del antígeno prostático específico junto con los hallazgos de imágenes y los resultados de biopsia.
Diagnóstico de tejido
Los patólogos examinan el tejido prostático obtenido mediante biopsia para confirmar el diagnóstico y clasificar la agresividad del tumor utilizando el sistema de Gleason o sistemas de clasificación similares. Cuando existe incertidumbre sobre el origen de una lesión distante, los médicos pueden obtener una biopsia de un sitio metastásico para confirmar que el tumor distante representa carcinoma de próstata y no un segundo cáncer primario. El diagnóstico de tejidos dirige las opciones de terapia.
Pruebas de imagen convencionales
Los médicos utilizan comúnmente tomografías computarizadas y resonancias magnéticas para evaluar los ganglios linfáticos pélvicos, los órganos viscerales y la extensión del tumor local. La imagen de escaneo óseo con métodos basados en tecnecio ha servido históricamente como la prueba estándar para identificar metástasis óseas. Las pruebas de imagen convencionales detectan muchas metástasis clínicamente significativas, pero pueden pasar por alto depósitos metastásicos pequeños o tempranos.
Tomografía por emisión de positrones con antígeno de membrana prostática específica
La imagenología molecular moderna con tomografía por emisión de positrones utilizando antígeno de membrana prostática específica ofrece una sensibilidad y especificidad más altas que la imagenología convencional para detectar pequeñas metástasis en ganglios linfáticos y huesos. Esta prueba identifica depósitos metastásicos que las imágenes convencionales pueden pasar por alto y cambia las decisiones sobre estadificación y tratamiento en una proporción sustancial de pacientes de alto riesgo. Los médicos consideran la tomografía por emisión de positrones con antígeno de membrana prostática específica cuando una estadificación precisa alterará el manejo, particularmente en casos de alta riesgo o recurrentes.
Pruebas de laboratorio y pruebas funcionales
Los médicos solicitarán un hemograma completo y pruebas de función hepática para evaluar anemia, involucramiento hepático y otros efectos sistémicos. Los médicos medirán la fosfatasa alcalina cuando las metástasis óseas sean probables, ya que la fosfatasa alcalina a menudo aumenta con la afección ósea. Los médicos evaluarán el calcio y la función renal cuando las metástasis óseas o la obstrucción urinaria sean probables.