Los dolores de cabeza frecuentes en los niños son un problema de salud preocupante. Este problema afecta la vida diaria de un niño, desde su capacidad para concentrarse en la escuela hasta su participación en actividades sociales. Aunque los dolores de cabeza ocasionales pueden no causar alarma, los dolores de cabeza frecuentes—es decir, aquellos que ocurren más de una vez a la semana, o que se experimentan más de 15 días al mes durante al menos tres meses—necesitan un diagnóstico y tratamiento médico.

El dolor de cabeza es una de las quejas de salud más comunes en las poblaciones pediátricas. Los estudios estiman que entre el 20-30% de los niños experimentan dolores de cabeza recurrentes, con una prevalencia que aumenta a medida que los niños se acercan a la adolescencia. Los dolores de cabeza frecuentes pueden llevar a días escolares perdidos, disminución del rendimiento académico y angustia emocional, haciendo que la identificación y el manejo tempranos sean críticos. Para este artículo, los dolores de cabeza frecuentes se consideran aquellos que ocurren con suficiente regularidad como para causar preocupación, aunque en la investigación médica, los dolores de cabeza crónicos se definen como aquellos que ocurren 15 o más días por mes durante al menos tres meses. Comprender las causas subyacentes—ya sea un dolor de cabeza primario (no vinculado a otra enfermedad) o un dolor de cabeza secundario (un síntoma de un problema subyacente)—es importante para un tratamiento efectivo.
Causas de los dolores de cabeza frecuentes en niños y su tratamiento
Dolores de cabeza primarios
Los dolores de cabeza primarios son condiciones independientes que no son causadas por otros problemas médicos. En los niños, los tipos más comunes son las migrañas y los dolores de cabeza tensionales. Otras formas, como los dolores de cabeza en racimo, son más raras.
Migraña
Las migrañas en los niños difieren de las migrañas en los adultos en su presentación y duración. Las migrañas en niños suelen causar un dolor palpitante, que puede estar en un lado o en ambos lados de la cabeza, y duran de una a varias horas—más corto que las 4-72 horas que se observan en adultos. Los síntomas comunes incluyen náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz (fotofobia) y al sonido (fonofobia), y, en aproximadamente el 10-30% de los casos, la aparición de un aura. Las auras son alteraciones sensoriales temporales, como ver luces intermitentes o líneas en zigzag, que preceden al dolor de cabeza. La investigación indica que las migrañas ocurren en aproximadamente el 5-10% de los niños, con una prevalencia que aumenta al 17-28% en la adolescencia.
La causa precisa de las migrañas sigue siendo esquiva, pero se cree que las migrañas son el resultado de una combinación de predisposición genética y factores desencadenantes ambientales. La historia familiar es un factor de riesgo significativo; los niños con un padre que tiene migrañas tienen un 50% de probabilidad de desarrollar migrañas, que aumenta al 75% si ambos padres las padecen. Mecanísticamente, las migrañas involucran una actividad cerebral anormal, particularmente en el tronco encefálico y su interacción con el nervio trigémino – una vía clave del dolor. Los desencadenantes en los niños a menudo incluyen estrés, falta de sueño, deshidratación, saltarse comidas, cafeína y ciertos alimentos (por ejemplo, chocolate, quesos curados).

El diagnóstico de migrañas se basa en la historia clínica más que en pruebas de imagen, a menos que aparezcan características atípicas. Para confirmar una migraña, los criterios de la Clasificación Internacional de Trastornos de Cefalea (ICHD-3) requieren al menos cinco ataques de migraña que duren de 1 a 72 horas (sin tratar), con al menos dos de estas características: localización unilateral, calidad pulsátil, intensidad moderada a severa, o agravación por actividad habitual, más náuseas/vómitos o fotofobia/fonofobia. En los niños, se aceptan variaciones como duraciones más cortas y dolor bilateral. Los médicos pueden usar diarios de dolores de cabeza para rastrear la frecuencia, la duración y los desencadenantes.
El tratamiento para las migrañas en niños incluye alivio agudo y prevención. Para los ataques agudos de migraña, los analgésicos de venta libre como el ibuprofeno (10 mg/kg) o el acetaminofén (15 mg/kg) son opciones de primera línea, efectivos en el 60-80% de los casos cuando se toman a tiempo. Para las migrañas severas o resistentes, se pueden usar triptanos (por ejemplo, spray nasal de sumatriptán, 5-20 mg) en adolescentes, con estudios que muestran eficacia en el 50-60% de los casos. La terapia preventiva se considera si las migrañas ocurren más de 4-6 veces al mes o afectan gravemente la calidad de vida. Las opciones incluyen propranolol (1-2 mg/kg/día), topiramato (1-2 mg/kg/día) o amitriptilina (0.25-1 mg/kg/día), con tasas de éxito del 50-70% en la reducción de la frecuencia. Enfoques no farmacológicos, como la biofeedback (reduciendo los ataques de migraña en un 40-60% en ensayos), terapia cognitivo-conductual y cambios en el estilo de vida (por ejemplo, sueño regular, hidratación), son igualmente vitales.
Dolor de cabeza tensional
El dolor de cabeza tensional es el tipo más común de dolor de cabeza primario en niños, ocurriendo en hasta el 15-20% de los niños en edad escolar. El dolor de cabeza tensional se presenta como un dolor sordo, no pulsátil, a menudo descrito como una banda apretada alrededor de la cabeza. El dolor es típicamente bilateral, leve a moderado, y dura de 30 minutos a varios días. A diferencia de la migraña, el dolor de cabeza tensional raramente causa náuseas o vómitos, aunque puede haber fotofobia o fonofobia leves en el 10-20% de los casos.
La causa del dolor de cabeza tensional no se comprende completamente, pero está relacionada con la tensión muscular en la cabeza, el cuello o los hombros, a menudo desencadenada por estrés, ansiedad, mala postura o fatiga. El estrés emocional se informa en el 50-70% de los casos pediátricos, mientras que el tiempo prolongado frente a pantallas o una ergonomía inadecuada contribuyen en el 20-30% de los casos. A diferencia de la migraña, el dolor de cabeza tensional no implica cambios vasculares significativos, aunque el dolor miofascial pericraneal es un hallazgo común.

El diagnóstico del dolor de cabeza tensional sigue los criterios de ICHD-3: al menos 10 episodios de dolor de cabeza que duren de 30 minutos a 7 días, con un dolor que sea opresivo/ajustado, leve a moderado, bilateral, y no empeorado por la actividad física, más no más de uno de fotofobia, fonofobia o náuseas leves. La historia clínica y los exámenes físicos son suficientes, reservando la neuroimagen para patrones inusuales.
El tratamiento agudo del dolor de cabeza tensional se realiza con analgésicos de venta libre como el ibuprofeno o el acetaminofén, efectivos en el 70-90% de los casos. Los episodios frecuentes de dolor de cabeza pueden requerir estrategias preventivas, como el manejo del estrés (por ejemplo, entrenamiento en relajación, reduciendo la frecuencia de los ataques de dolor de cabeza en un 30-50%), terapia física para la corrección postural, y limitación del tiempo frente a pantallas a menos de 2 horas diarias. Medicamentos como la amitriptilina rara vez se usan a menos que el dolor de cabeza tensional sea crónico y debilitante.
Otros tipos de dolores de cabeza primarios
El dolor de cabeza en racimo, caracterizado por un dolor severo y unilateral cerca del ojo con síntomas autonómicos (por ejemplo, lagrimeo, congestión nasal), es raro en los niños, afectando a menos del 0.1% de los casos. Debido a su escasez, el dolor de cabeza en racimo no se detalla aquí pero merece una derivación a un especialista si se sospecha.
Dolores de cabeza secundarios
Los dolores de cabeza secundarios surgen de condiciones subyacentes y pueden ser frecuentes si la causa persiste. Los culpables comunes en los niños incluyen sinusitis, problemas de visión y problemas dentales.
Sinusitis
La inflamación de las cavidades sinusales causa dolores de cabeza ya que provoca presión y dolor en la frente, las mejillas o alrededor de los ojos. El dolor empeora con el movimiento de la cabeza o al acostarse debido al aumento de la presión sinusal. La sinusitis bacteriana aguda, a menudo después de un resfriado, causa el 5-10% de los dolores de cabeza secundarios pediátricos.
El diagnóstico depende de síntomas como congestión nasal, secreción purulenta y dolor facial que dure más de 10 días después de una infección viral. Las tomografías computarizadas, utilizadas en el 10-20% de los casos complejos, confirman la inflamación sinusal, aunque la evaluación clínica es suficiente para la mayoría de los casos.
La sinusitis bacteriana se trata con antibióticos (por ejemplo, amoxicilina, 80-90 mg/kg/día) durante 10-14 días, resolviendo los dolores de cabeza en el 85-95% de los casos. Los complementos incluyen descongestionantes, irrigación salina y analgésicos. Los casos crónicos pueden necesitar referencia a un especialista en otorrinolaringología.
Problemas de visión
Los errores refractivos no corregidos (por ejemplo, hipermetropía, astigmatismo) o la tensión ocular por trabajo prolongado de cerca (por ejemplo, lectura, pantallas) causan dolores de cabeza frontales o periorbitarios en el 5-15% de los niños. El dolor proviene de los músculos oculares sobretrabajados o el entrecerrar los ojos.
Un examen ocular realizado por un optometrista identifica errores refractivos o insuficiencia de convergencia, común en el 10-20% de los casos de dolor de cabeza después de tareas visuales.
Tratamiento: Las lentes correctivas o la terapia visual eliminan los dolores de cabeza en el 80-90% de los casos dentro de 1-2 semanas. Limitar el tiempo frente a pantallas y tomar descansos cada 20-30 minutos también ayuda.
Problemas dentales
Los trastornos de la articulación temporomandibular, el bruxismo o los abscesos dentales irradian dolor a la cabeza, contribuyendo al 5-10% de los dolores de cabeza secundarios. El bruxismo, prevalente en el 15-30% de los niños, tensa los músculos de la mandíbula, causando dolor temporal.
Diagnóstico: Un examen dental revelará disfunción de la articulación temporomandibular, desgaste por el rechinar de los dientes o infección. Para diagnosticar el bruxismo, puede ser necesario la observación del sueño o la polisomnografía.
Tratamiento: Los aparatos dentales (por ejemplo, férulas nocturnas para los dientes) reducen la frecuencia de los dolores de cabeza en un 60-80% en casos de bruxismo. Los abscesos requieren antibióticos o drenaje, mientras que las afecciones de la articulación temporomandibular se pueden tratar con terapia física o antiinflamatorios.
Otras causas
El traumatismo craneal, las masas intracraneales, el hidropesía y el abuso de medicamentos (por ejemplo, por el uso frecuente de analgésicos) son causas menos comunes pero serias que requieren evaluación urgente a través de pruebas de imagen (MRI/TAC) y tratamiento personalizado.
¿Cuándo es necesario buscar atención médica?
Los padres deben consultar a un médico si los dolores de cabeza de un niño:
- Son súbitos y severos
- Incluyen signos neurológicos (por ejemplo, debilidad, convulsiones, confusión)
- Ocurren después de una lesión en la cabeza
- Acompañan fiebre, rigidez en el cuello o erupción cutánea (sugiriendo meningitis)
- Interrumpen significativamente la vida diaria
- Cambian de patrón o empeoran abruptamente
Estas señales de advertencia, presentes en el 1-5% de los casos, pueden indicar condiciones serias como tumores o infecciones que requieren tratamiento inmediato.
Medidas de prevención
Los ajustes en el estilo de vida pueden mitigar la frecuencia y la gravedad de muchos tipos de dolores de cabeza.
- Sueño: Dormir de 9 a 11 horas cada noche para niños de 6 a 13 años reduce el riesgo de dolores de cabeza en un 20-30%.
- Nutrición: Comer regularmente previene dolores de cabeza relacionados con la hipoglucemia en el 10-15% de los casos.
- Bebe suficiente agua: Consumir de 4 a 8 tazas de agua diarias, según la edad, reduce los desencadenantes de dolores de cabeza por deshidratación.
- Manejo del estrés: La relajación o la terapia cognitivo-conductual disminuyen los episodios de dolor de cabeza inducidos por el estrés en un 30-50%.
- Tiempo de pantalla: Limitarlo a 1-2 horas diarias con descansos reduce a la mitad el riesgo de dolores de cabeza relacionados con la tensión.
Para los niños propensos a las migrañas, identificar y evitar desencadenantes específicos—como ciertos alimentos o horarios irregulares—mediante un diario de dolores de cabeza puede minimizar aún más las ocurrencias de dolor de cabeza.