La diabetes tipo 1 se desarrolla cuando el sistema inmunológico ataca y destruye las células productoras de insulina en el páncreas. El páncreas produce poca o ninguna insulina, lo que provoca que los niveles de azúcar en la sangre aumenten peligrosamente. El reconocimiento temprano de los síntomas puede prevenir complicaciones potencialmente mortales y permitir un tratamiento rápido.
Cómo se desarrolla la diabetes tipo 1
El sistema inmunológico identifica erróneamente las células beta productoras de insulina como sustancias invasoras y destruye estas células durante muchos meses o algunos años. A medida que la destrucción de las células beta progresa, la producción de insulina disminuye gradualmente. Cuando aproximadamente el 90% de las células beta están destruidas, los niveles de azúcar en sangre comienzan a aumentar por encima de los rangos normales y aparecen los síntomas.

Síntomas tempranos de la diabetes tipo 1
Sensación de sed excesiva y micción frecuente
Los altos niveles de azúcar en sangre hacen que los riñones trabajen en exceso filtrando el exceso de glucosa de la sangre. Los riñones no pueden reabsorber toda la glucosa, por lo que la glucosa se filtra en la orina, llevando consigo agua. Este proceso genera grandes volúmenes de orina, lo que lleva a viajes frecuentes al baño, especialmente durante la noche.
El cuerpo pierde cantidades significativas de agua a través de la micción excesiva, lo que provoca una sed intensa. Es posible que te encuentres bebiendo más agua de lo habitual y aún así sientes sed. El ciclo de sed-micción continúa mientras los niveles de azúcar en sangre se mantengan elevados.
Pérdida de peso inexplicada
Cuando las células no pueden acceder a la glucosa para obtener energía debido a la insuficiencia de insulina, el cuerpo comienza a descomponer tejido graso y muscular para obtener combustible. Esta descomposición provoca una rápida y inexplicada pérdida de peso a pesar de un apetito normal o aumentado. La pérdida de peso ocurre a menudo durante varias semanas y puede ser dramática, con algunas personas perdiendo de 5 a 10 kilogramos.
La pérdida de peso sucede porque la glucosa no puede entrar en las células de manera efectiva sin suficiente insulina. Las células, esencialmente, pasan hambre mientras la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo, obligando al cuerpo a utilizar grasa y proteína almacenadas para obtener energía.
Aumento del hambre
Las células de todo el cuerpo no pueden utilizar adecuadamente la glucosa sin suficiente insulina. A pesar de los altos niveles de azúcar en sangre, las células envían señales al cerebro de que necesitan más energía, lo que desencadena un hambre intensa. Puede que comas más de lo habitual, pero continúes perdiendo peso y sintiéndote hambriento.
Fatiga
Las células no pueden convertir efectivamente la glucosa en energía sin suficiente insulina. Esta escasez de energía celular causa fatiga que el descanso no alivia. La fatiga afecta tanto los niveles de energía física como mental, haciendo que las actividades diarias se sientan agotadoras.
Además, los altos niveles de azúcar en sangre contribuyen a la fatiga porque afectan la circulación y la entrega de oxígeno a los tejidos. La deshidratación por la micción excesiva también contribuye a la fatiga.
Síntomas secundarios que pueden aparecer
Visión borrosa
Los niveles elevados de azúcar en sangre provocan que los fluidos se desplacen dentro y fuera de los tejidos oculares, incluyendo el cristalino. Estos cambios de fluidos alteran la forma del cristalino, afectando la capacidad del ojo para enfocarse adecuadamente. La visión puede fluctuar a lo largo del día, volviéndose más clara o más borrosa a medida que cambian los niveles de azúcar en sangre.
La visión borrosa suele mejorar una vez que los niveles de azúcar en sangre se estabilizan con tratamiento. Sin embargo, los niveles altos de azúcar en sangre no tratados pueden causar daños permanentes en los ojos con el tiempo.
Heridas de cicatrización lenta e infecciones frecuentes
El alto nivel de azúcar en sangre afecta la función del sistema inmunológico y reduce el flujo sanguíneo a los tejidos. Los glóbulos blancos funcionan de manera menos efectiva en ambientes de alta glucosa, lo que hace que el cuerpo sea más susceptible a infecciones bacterianas y fúngicas. Las heridas sanan más lentamente porque los niveles elevados de glucosa interfieren con el proceso normal de curación.
Es posible que notes que los cortes y rasguños tardan más en sanar, o que experimentes infecciones recurrentes de la piel, infecciones del tracto urinario recurrentes o infecciones fúngicas repetidas.
Náuseas y vómitos
A medida que el cuerpo descompone la grasa para obtener energía en ausencia de suficiente insulina, el hígado produce cetonas. Los altos niveles de cetonas hacen que la sangre se vuelva ácida, causando náuseas y vómitos. Esta condición, llamada cetoacidosis diabética, es una emergencia médica que requiere tratamiento inmediato.
Las cetonas también crean un olor afrutado o similar al acetona en el aliento. Algunas personas notan este olor distintivo antes de que se desarrollen otros síntomas de cetoacidosis.
Cambios de humor e irritabilidad
Las fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre afectan la función cerebral y el equilibrio de neurotransmisores, lo que lleva a cambios de humor, irritabilidad y dificultad para concentrarse. Los niveles altos de azúcar en sangre pueden causar sentimientos de ansiedad, depresión o inestabilidad emocional.
La deshidratación y la fatiga provocadas por los síntomas de la diabetes también contribuyen a los cambios de humor. La interrupción del sueño por la micción nocturna frecuente afecta la regulación emocional y la función cognitiva.
Cronología del desarrollo de síntomas
Los síntomas de la diabetes tipo 1 generalmente se desarrollan en un lapso de varias semanas a algunos meses, aunque la cronología varía entre las personas. La destrucción autoinmune de las células beta puede ocurrir durante varios años antes de que aparezcan los síntomas, un periodo llamado fase de luna de miel.
Los síntomas iniciales a menudo parecen leves o se asemejan a los síntomas de otras condiciones comunes como infecciones virales o estrés. Los síntomas empeoran gradualmente a medida que la producción de insulina continúa disminuyendo. Algunas personas experimentan un inicio rápido de síntomas graves, mientras que otras notan cambios sutiles que se intensifican progresivamente.
Los niños y adolescentes a menudo desarrollan síntomas más rápidamente que los adultos. Los adultos pueden experimentar una progresión más lenta, a veces llamada diabetes autoinmune latente en adultos o diabetes tipo 1.5.
Señales de advertencia que requieren atención médica inmediata
Ciertos síntomas indican cetoacidosis diabética, una complicación potencialmente mortal que requiere atención médica de emergencia:
- Vómitos persistentes que impiden mantener los líquidos
- Deshidratación severa con mareos o desmayos
- Respiración rápida y profunda o dificultad para respirar
- Olor afrutado o similar al acetona en el aliento
- Dolor abdominal severo
- Debilidad extrema o confusión
- Pérdida de conciencia
Estos síntomas se desarrollan cuando los niveles de cetonas se vuelven peligrosamente altos, volviendo la sangre demasiado ácida. Sin tratamiento inmediato, la cetoacidosis diabética puede causar coma o muerte.
Diferencias entre los síntomas de la diabetes tipo 1 y tipo 2
Los síntomas de la diabetes tipo 1 suelen aparecer de manera más repentina y severa que los síntomas de la diabetes tipo 2. La diabetes tipo 1 generalmente se desarrolla en la infancia, adolescencia o juventud, mientras que la diabetes tipo 2 suele desarrollarse en adultos mayores.
La pérdida de peso es más común y dramática en la diabetes tipo 1, mientras que las personas con diabetes tipo 2 a menudo tienen sobrepeso. Los síntomas de la diabetes tipo 1 progresan rápidamente en unas pocas semanas o meses, mientras que la diabetes tipo 2 puede desarrollarse gradualmente durante algunos años.
Sin embargo, los adultos pueden desarrollar diabetes tipo 1, y la distinción no siempre es clara en base solo a los síntomas. Las pruebas de sangre que miden los niveles de glucosa, cetonas y anticuerpos específicos de la diabetes ayudan a los médicos a determinar el tipo de diabetes.
Factores de riesgo y consideraciones genéticas
La diabetes tipo 1 es el resultado de una combinación de predisposición genética y desencadenantes ambientales. Tener familiares con diabetes tipo 1 aumenta el riesgo, pero la mayoría de las personas que desarrollan diabetes tipo 1 no tienen antecedentes familiares de diabetes.
Ciertos marcadores genéticos, en particular tipos específicos de antígeno leucocitario humano, aumentan la susceptibilidad a la diabetes tipo 1. Factores ambientales como infecciones virales, factores dietéticos durante la infancia o la ubicación geográfica pueden desencadenar el proceso autoinmune en individuos genéticamente susceptibles.
A diferencia de la diabetes tipo 2, los factores del estilo de vida como la dieta y el ejercicio no causan ni previenen la diabetes tipo 1. La diabetes tipo 1 no puede ser prevenido mediante modificaciones en el estilo de vida.
¿Cuándo necesitas buscar evaluación médica?
Busca atención médica de inmediato si experimentas 3 síntomas típicos de diabetes: sed excesiva, micción frecuente y pérdida de peso inexplicada. No esperes a que los síntomas empeoren ni supongas que los síntomas se resolverán por sí solos.
Los médicos realizarán pruebas de sangre simples para verificar los niveles de glucosa y determinar si tienes diabetes o no. El diagnóstico y tratamiento temprano previenen complicaciones peligrosas y ayudan a preservar las células productoras de insulina restantes.
Si tienes familiares con diabetes tipo 1, discute las opciones de detección con tu médico.
Diagnóstico de diabetes tipo 1
Los médicos utilizan varias pruebas de sangre para diagnosticar la diabetes tipo 1:
La prueba de glucosa en plasma aleatoria mide el azúcar en sangre en cualquier momento del día. Niveles de 200 miligramos por decilitro o más, combinados con síntomas de diabetes, sugieren diabetes.
La prueba de glucosa en plasma en ayunas mide el azúcar en sangre después de ayunar durante al menos ocho horas. Niveles de 126 miligramos por decilitro o más en dos ocasiones distintas indican diabetes.
La prueba de hemoglobina A1C muestra los niveles promedio de azúcar en sangre durante los últimos dos a tres meses. Niveles de 6.5% o más sugieren diabetes.
Pruebas adicionales ayudan a distinguir la diabetes tipo 1 de la diabetes tipo 2. Las pruebas de autoanticuerpos detectan anticuerpos que atacan las células productoras de insulina. Las pruebas de C-peptido miden la capacidad de producción de insulina.
Importancia del tratamiento temprano
Comenzar el tratamiento con insulina de manera oportuna después del diagnóstico ayuda a preservar cualquier célula productora de insulina que quede y puede extender el «período de luna de miel», cuando continúa parte de la producción natural de insulina. El tratamiento temprano también previene la cetoacidosis diabética y otras complicaciones agudas.
Iniciar la gestión de la diabetes temprano ayuda a establecer un control de azúcar en sangre consistente y disminuye el riesgo de complicaciones a largo plazo que afectan los ojos, los riñones, los nervios y el corazón.
Trabajar con médicos experimentados en el manejo de la diabetes tipo 1 asegura que tengas acceso a las últimas opciones de tratamiento y tecnologías, incluyendo monitores continuos de glucosa y bombas de insulina.

Familiares y cuidadores
La diabetes tipo 1 afecta a toda la familia, especialmente cuando esta enfermedad se diagnostica en niños o adolescentes. Los miembros de la familia necesitan recibir instrucciones sobre cómo reconocer síntomas, manejar los niveles de azúcar en sangre y manejar emergencias.
Aprender sobre el conteo de carbohidratos, la dosificación de insulina y el monitoreo del azúcar en sangre ayuda a los miembros de la familia a proporcionar el apoyo adecuado. Comprender el impacto emocional de un diagnóstico de diabetes y su manejo, como el miedo, la frustración o el duelo, puede ayudar a las familias a adaptarse y superar el período de ajuste.
Los grupos de apoyo y los programas de educación sobre diabetes son recursos valiosos para las familias que enfrentan la diabetes tipo 1. Estos programas ofrecen capacitación práctica en habilidades y apoyo emocional de otros que comprenden los desafíos.
Viviendo con diabetes tipo 1
La diabetes tipo 1 requiere terapia de reemplazo de insulina de por vida y un cuidadoso monitoreo de los niveles de azúcar en sangre. Sin embargo, las personas con diabetes tipo 1 pueden llevar una vida plena y activa con un manejo y apoyo adecuados.
La tecnología moderna en el tratamiento de la diabetes, incluyendo monitores continuos de glucosa y bombas de insulina, hace que el manejo sea más preciso y conveniente. Estas herramientas ayudan a las personas a lograr un mejor control de azúcar en sangre, mientras reducen la carga de pruebas frecuentes de glucosa en sangre mediante pinchazos en los dedos y múltiples inyecciones diarias.
Los seguimientos regulares con especialistas en atención de diabetes, como endocrinólogos y nutricionistas, te ayudarán a gestionar esta enfermedad de manera efectiva y detectar tempranamente complicaciones.